Aquellas marcas que a muchos nos han acompañado durante buena parte de nuestra vida, aquellos packagings del pasado que forman parte del imaginario colectivo de más de una generación, resucitan gracias a Zombie Graphics, el exquisito proyecto de la joven diseñadora granadina Nuria Montoro que comparte con el mundo a través de la cuenta de Instagram creada expresamente para ello (y que ya acumula 10.000 adeptos).
Su pasión por el diseño comenzó en el instituto. «A través de una optativa del bachiller de artes, descubrí que sentía verdadera pasión cuando se pasaban las horas y tenía la sensación de que el tiempo se paraba», explica a Tapas. «Seguí avanzando gracias a una profesora, que fue la que me motivó a continuar formándome en esta bella profesión».
Nuria también recuerda con exactitud el momento en el que se empezó a gestar en su cabeza la idea de Zombie Graphics: «Todo comenzó cuando entré en una casa que llevaba cerrada muchos años, su dueña había fallecido y la familia había dejado todo intacto. Acompañaba a la familia de la propietaria, que volvían a la casa a limpiar y tirar todo aquello que consideraban ‘basura’. Me paré y observé a mi alrededor, la casa estaba llena de cientos de objetos, entre ellos envases, algunos muy antiguos. Como diseñadora no podía permitir que se tiraran a la basura, así que me puse a buscar todos aquellos envases que merecieran ser ‘salvados’. Al final me hice con la friolera de 150, decidí hacer algo con ellos, quería compartir este material tan valioso, así que creé una cuenta de Instagram y empecé a fotografiarlos».
Su intención es que «de algún modo que vuelvan a la vida. Para ello uso elementos que en su día podrían haber acompañado al envase, simulando un uso normal del producto. Llenando los envases del contenido que originalmente tenían. El primer paso es elegir el envase, el segundo hacer varios bocetos de cómo mostrarlo y de los elementos que lo acompañan, siempre poniendo el foco principal en el packaging. Después lo fotografío junto con unos fondos planos que vayan acordes con el envase. Y por último edito la imagen, intentando sacar lo mejor del mismo. Siempre se describe el año en el que ‘murió’, es decir, cuando se dejó de fabricar».
El impecable resultado de todo ello está ante nuestros ojos. Sus obras conectan estética y emocionalmente con quien las observa. «La gente me escribe contándome recuerdos de su niñez cuando ven un envase que les lleva a ciertos momentos del pasado, como pueden ser una merienda o algún encuentro familiar. Este es realmente el poder del packaging, tiene la capacidad de llevarnos atrás en el tiempo y recordar momentos que incluso ya no estaban en nuestra memoria. A la gente le gusta lo retro, porque son un acercamiento a nuestro pasado», asegura.
Y no pierde la oportunidad de mostrar su devoción por sus creadores: «Personalmente admiro a todos aquellos artistas, dibujantes y diseñadores que hacían estos trabajos con muchos menos recursos y herramientas de los que tenemos actualmente. Realizaban proyectos muy puros, realmente dignos de admirar. Por eso surge Zombie Graphics, para ‘resucitar’ todos esos envases que ‘murieron’, y que por desgracia cada vez van quedando menos, porque no son cosas que se suelan conservar, a menos que se les des otro uso».
Entre tanto y tan buen packaging del pasado, Nuria nos cuenta que una de sus marcas favoritas Wander, que se dedicaba ha hacer leche en polvo y otra es la de los detergentes Bajel. Aunque su fascinación por estos diseños retro no le impide asegurar que «hoy en día también hay packagings muy buenos. Hay muchos, pero podría mencionar la línea tan sencilla y naif que tiene la tienda Tiguer. Cuando entro no sé a dónde mirar, tienen packagings tan geniales que no sabría elegir sólo uno».
Y aunque al principio empezó con productos españoles, debido a que en aquella casa los envases eran de aquí, no se pone límites: «Últimamente estoy también buscando extranjeros, ya que también veo muchas posibilidades en los envases de fuera, precisamente los últimos que he conseguido son norteamericanos, ingleses, rusos y franceses».
¿Y cuál es el siguiente paso de todo esto? «Me encantaría que se pudieran mostrar en películas o series, sería otra forma de devolverles la vida, aunque hasta ahora no ha surgido la oportunidad. Me gustaría que formaran parte de nuestro día a día, una de sus posibilidades es que las fotografías pudieran formar parte de la decoración de lugares privados o públicos como hogares, bares o comercios».
Y mientras eso sucede, Nuria nos desvela otro proyecto en la que anda metida actualmente. «En colaboración con mi amigo Jumo Avilés, estamos haciendo el packaging y la dirección creativa de la fotografía de producto para la empresa El Arte del Olivo, la cual se dedica a ‘rescatar’ troncos de madera de olivo centenarios que van a ser quemados, para elaborar artesanalmente piezas únicas, como tablas de corte o lámparas de diseño entre otros».