En el 31 16 03, con el prefijo 971, puedes encontrar la otra cara de Ibiza, un local oscuro que 365 días del año abre sus puertas en el mismo centro de la ciudad. Si te fías de este cronista, hazme caso y ve más pronto que tarde. Más de cien años de historia en sus fogones han visto pasar por sus mesas a las musas de la moda Adlib, a los que nunca soñaron ver en Pachá una marca global, a Ganesha antes de que abriese su tienda de importación de fulares indios. A todos los modernos y a todos los payeses. El local de la Mari es la Ibiza real.
Calle Guillem de Montgrí, en sus bajos, en el número ocho. Esa es la dirección. Déjate de Cipriani, ese déjatelo mejor para Nueva York. Y vete a comer en la casa de La Mari. Como hace unos días hice yo.
“Vais a tener suerte. Hoy compartiréis mesa con los dueños. Tengo ahí dos sillas que si os apretáis os doy de comer”. Mari, la propietaria, tiene a sus hijos trabajando en local. Comparto con ella la paella del día; el tinto de verano que lo mezclas tú con la botella de litro de La Casera y el vino del día. Los camareros te sirven con camisetas de merchandising del local que se han hecho ellos, y que no se te ocurra preguntar si las venden porque te miran como si les hablaras en arameo.
No hay aire acondicionado, no cabe un alfiler. Comidas Bar San Juan es el sitio más exclusivo de la isla, uno de esos lugares que no están en la Lonely Planet y, si están, hay que quitarlos. Si pretendes reservar mejor haz otros planes.
Ibiza mantiene, aún no se sabe cómo es capaz de hacerlo, el misterio que alimentan locales como este.
Le cuento a Mari, mientras dudo si repetir de la paella, que edito Tapas, que le mandaré unas revistas al restaurante y me dice: “Hay mucha gente que nos saca, pero como yo no compro las revistas, pues me lo pierdo. No sabes cómo te lo agradezco si me mandas una”.
Va para allá, querida Mari (por ahora la publicación, el que esto escribe en cuanto pueda se escapa a repetir).
Dios la bendiga a usted y a su tasca pitiusa.
ANDRÉS RODRÍGUEZ
Editor y Director de Tapas