Vino

Viaje al Somontano en cinco vinos

‘Al pie de una montaña’, eso es lo que significa somontano. Esta definición envuelve cada recoveco de una comarca vitivinícola magnética y generosa que se rebeló para mantener su identidad, cimentada sobre una sorprendente diversidad de uvas, climas, suelos y altitudes. Sus vinos, de una frescura desafiante, son el reflejo de esta seductora complejidad.
Los Pirineos en una copa de vino. Foto: D.O.P. Somontano

La sinuosa sombra de los Pirineos marca con su energía telúrica cada paraje y cada uno de los vinos del Somontano, la bella comarca oscense donde comienzan a alzarse. En medio de esta ola de calor salvaje, no hemos podido evitar refugiarnos en su magnética frescura.

Seductora y generosa, es una tierra salpicada de contrastes. Allí, las abruptas sierras prepirenaicas se funden con las llanuras del Ebro. Todas ellas navegan entre nieblas y nieves durante los meses más fríos del año, y parecen detener su danza bajo el sol ardiente del verano.

Seducción rebelde

Los Pirineos comienzan a alzarse sobre un mar de viñas. Foto: Viñas del Vero

Este clima contiene la clave de la identidad somontana, su ADN”, apuntan desde la D.O.P. Somontano. Una identidad que también se construye sobre un complejo juego de altitudes, suelos y variedades de uvas. Esta diversidad da lugar a escenarios muy diferentes en un territorio relativamente pequeño: 3.865 hectáreas de viñedo plantadas desde los 350 hasta los 1.000 metros de altitud.

Nuestros vinos reflejan la montaña, los Pirineos de Huesca, en cuyos pies están nuestros viñedos y bodegas. Son vinos con una personalidad única: aromáticos, equilibrados, intensos, versátiles y creados para disfrutar. Blancos, rosados y tintos en los que la frescura de la influencia de los Pirineos siempre está presente”, explica Francisco José Berroy Giral, presidente del Consejo Regulador de la D.O.P. Somontano.

La historia ‘moderna’ del Somontano y sus vinos empezó a escribirse a finales del siglo XIX, cuando la familia Lalanne introdujo en la región variedades de origen francés como la Cabernet Sauvignon o la Chardonnay. Se adaptaron tan bien a la zona que en las tierras del Somontano las consideran autóctonas, y hoy son las dos uvas más cultivadas. A pesar de la controversia que ha despertado esta arriesgada apuesta, contraria a muchos prescriptores, ellos siempre han mantenido una lealtad fiera a sus raíces.

Sommos Colección Chardonnay 2020

Un Chardonnay nacido en suelos salinos. Foto: Bodega Sommos

Y un inconformismo delicioso. El mismo que ha llevado a José Javier Echandi, enólogo de Sommos, a explorar la personalidad de los múltiples suelos y microclimas de la D.O.P. Somontano en la gama de monovarietales Sommos Colección. “Son todos son muy distintos, vivos y puros. Estás mostrando el vino, el terruño; pero también a ti, a tu equipo”, cuenta.

El Sommos Colección Chardonnay (29 euros) se forja en “suelos con una composición mineral verdaderamente interesante. Hace millones de años esta zona era un mar y, como vestigio, todavía nos encontramos cristales de sal y yesos que nos permiten hablar de suelos salinos, que otorgan un carácter único al vino”.

Esta peculiaridad se potencia con la vendimia manual de sus racimos: solo se recogen aquellos que reciben el sol de la mañana, los más frescos. Además, el vino fermenta con levaduras salvajes y autóctonas. Elegante, cremoso y envolvente, resuena en la memoria incluso años después de probarlo.

Secastilla 2017

Esta Garnacha irresistible recupera el espíritu de un valle. Foto: Viñas del Vero

Las garnachas de viñas viejas enganchan sin remedio. Especialmente cuando llevan dentro una historia como la de Secastilla 2017 (23,90 euros), que se cuenta desde las alturas. En el valle de Secastilla, en el extremo norte del Somontano, la emblemática bodega Viñas del Vero -que desde sus comienzos ha contribuido a la conservación y desarrollo de la biodiversidad que envuelve sus viñedos- inició un precioso proyecto de recuperación de viñedo abandonado que salvaguarda el espíritu de aquellas tierras remotas.

“Las viejas cepas de Garnacha con las que se elabora este vino D.O. Somontano guardan un paisaje eterno y vivo”, reza la etiqueta de Secastilla 2017. Que hace vibrar de nuevo aquel pequeño mundo con su expresividad y complejidad. Voluptuoso, pero también fresco; opulento y muy evocador.

ENATE Rosado 2021

Un Rosado para la Historia. Foto: Enate

ENATE es otra de las bodegas más icónicas del Somontano, y ha elevado la química entre vino y arte a otro nivel al crear una de las muestras de arte contemporáneo más importantes del mundo, hecha de etiquetas únicas. Pero a su ENATE Rosado de Cabernet Sauvignon (8,50 euros) no lo hemos elegido por su fascinante etiqueta, sino porque nos seduce con su explosión de frutos rojos, su energía vibrante y su incitante frescura.

Además, hizo Historia -y la sigue haciendo- al situarse en el Olimpo de los rosados en diferentes concursos internacionales. “Un vino con alma de blanco y cuerpo de tinto que ha sido diseñado para jugar y ganar la liga de campeones”, así lo define Jesús Artajona, director técnico y enólogo de ENATE. Y fiel a su estilo desde 1992.

Marboré Cuvée 2019

Marboré Cuvée es una síntesis de caminos, paisajes y variedades. Foto: Bodega Pirineos

La importancia de Bodega Pirineos para la comarca del Somontano y sus vinos es incontestable. La raíz de la bodega está en la Cooperativa Comarcal de Somontano del Sobrarbe, que se inició en 1964 y contribuyó a formar la Denominación de Origen en 1984. En la actualidad, cerca de 200 viticultores trabajan 700 pequeñas parcelas repartidas en quince pueblos.

Pioneros en el cultivo de la Moristel y la Parraleta, dos de las variedades autóctonas que forman parte de las 15 que dan vida a la D.O., han atrapado la esencia del Somontano en Marboré Cuvée (19,70 euros).

“Marbore Cuvée representa una cuidada selección de viñedos y uvas que evocan el paisaje del Somontano, con cinco variedades -Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon, Moristel y Parraleta- de nuestros viñedos más singulares”, afirma Silvia Arruego, directora general de Bodega Pirineos. Un puzle muy tentador.

Grillo SP 2010

Adictivo coupage de Syrah y Cabernet Sauvignon. Foto: El Grillo y la Luna

Uno de los proyectos más sorprendentes y atractivos del Somontano es El Grillo y La Luna, que contagia de su locura maravillosa a todo aquel que prueba los vinos parcelarios de la pequeña bodega familiar.

No sabemos si es por esa atrevida filosofía de recoger la uva muy madura, porque el Cabernet Sauvignon con el que se elabora tiene “mala vida” -la mejor- o porque el caballo Obélix trabaja las parcelas con algún misterioso secreto; pero el Grillo SP (Súper Grillo) 2010 (144,90 euros) es un vino extraordinario. Este grillado coupage de Syrah y Cabernet Sauvignon nos parece tan turbador y adictivo como una obra de arte -casi un Stendhal vinícola-.

Y si os habéis quedado con ganas de más Somontano, hoy comienza la 21ª edición del Festival Vino Somontano, que hasta el domingo 7 de agosto ofrecerá divertidas actividades: vinos del Somontano armonizados con suculentas tapas, música en directo, espectáculos… No olvidéis pasear por Barbastro, asomaros al bellísimo vértigo de Alquézar y contemplar las cicatrices de la Guerra Civil en una barrica de Bodegas Lalanne tatuada de metralla.