Asomarse al vértigo volcánico y salino de El Hierro es casi como asomarse al fin del mundo. De hecho, la punta de Orchilla -sobre la que hoy se alza el espectacular Faro de Orchilla en un paraje que recuerda a las rojas tierras de Marte- marcó los confines del planeta como finis terrae durante siglos, e incluso albergó el meridiano cero hasta 1884.
La isla más pequeña, occidental y joven del archipiélago canario, Reserva de la Biosfera, es también la que más misterios alberga: retorcidas coladas de lava, pendientes estremecedoras, reductos de sabinas milenarias, apocalípticas brumas, enigmáticos petroglifos bimbaches -fueron los primeros pobladores del territorio-, fondos marinos llenos de vida… y hasta lagartos gigantes.
Los héroes del vértigo
Pero nuestro recorrido por esta fascinante isla empieza y termina entre las paredes verticales de sus viñedos, que tantas historias susurran. “El 100% de nuestra viticultura es viticultura heroica. Un sello diferenciador de los viñedos de El Hierro, la segunda isla más vertical de todo el Atlántico, es que tienen más de 30% de desnivel”, explica Alfredo Hernández Gutiérrez, técnico del Consejo Regulador de la D.O. Vinos de El Hierro.
Las viñas herreñas se asoman insolentes a terrazas que van desde los 50 metros sobre el nivel del mar hasta los 1.000 metros de altitud, configurando un patrimonio vitivinícola de una riqueza asombrosa. “Probablemente tengamos la mayor biodiversidad en el mundo por metro cuadrado en pie franco”, afirma Hernández.
El mordisco de la filoxera jamás llegó a los oscuros suelos volcánicos de la isla, que preservaron unas variedades autóctonas absolutamente únicas: “El 100% de nuestras uvas son locales, muchas de ellas no se encuentran en ningún otro lugar. Y el 40% de las variedades autóctonas de Canarias son de El Hierro”.
El Verijadiego Blanco -estandarte varietal de la isla-, el Vijariego negro, el Baboso Blanco, el Baboso Negro y el Verdello de El Hierro son algunas de estas uvas tan peculiares, que danzan entre pequeñísimas y abruptas parcelas al ritmo de los alisios y el fuego durmiente, mostrando una u otra cara en función de la altitud y la zona en la que moran.
Bimbache Blanco 2019
Al Norte de la isla, Rayco Fernández dirige Bimbache, uno de los proyectos más reivindicativos y apasionantes de la Denominación de Origen. Sus vinos parcelarios se impregnan de toda la humedad, la salinidad y el remolino de misterio que reinan en El Hierro.
Especialmente Bimbache Blanco (29,95 €), un adictivo coupage de Verijadiego Blanco, Listán Blanco, Baboso Blanco, Gual, Pedro Ximénez y otras variedades blancas que se desliza por el lado salvaje de la vida. Esa que late en El Hierro con una deliciosa e indómita cadencia.
HM Las Vetas 2017
Otra de las rarezas enológicas más sensuales y premiadas del territorio es HM Las Vetas (56,70 €), un vino naturalmente dulce -es decir, el azúcar proviene de la propia uva- con un pellizco mineral. Elaborado con Verijadiego, Listán Blanco y Gual “pasificadas en la parra”, se cría sobre sus lías en barricas centenarias.
“La maresía impregna la viña y por eso el vino tiene esos toques salinos cuando llega a la boca. No se filtra para que no pierda propiedades”, comenta Herminio Sánchez, propietario de HM Las Vetas. Sus viñas, situadas en el extremo occidental de la isla y orientadas hacia Poniente, reciben los últimos rayos de sol de Europa desde unas pendientes que alcanzan el 70% de desnivel.
Viña Frontera Varietales Tintos
La Sociedad Cooperativa del Campo Frontera-Vinícola Insular es la más importante de la isla en volumen. Rubén Hernández Morales, técnico de la bodega, nos habla de una de sus etiquetas más emblemáticas, Viña Frontera Varietales Tintos (15 €): “Es potente y sabroso, con recuerdos a fruta madura y notas especiadas. Muestra lo que son los vinos de El Hierro y las uvas que se producen en nuestra isla”.
Porque en este evocador puzzle se encuentran la Baboso Negro de Frontera y El Pinar, el Verijadiego Negro de El Pinar y un pequeño porcentaje de Listán Negro, “la uva de referencia de los tintos canarios”.
Tinto Padrón 2021
Elaborado con un 70% de Listán Negro y un 30% de Vijariego Negro, Tinto Padrón 2021 (12 €) se forja en la zona Sur de la isla -El Pinar-, en terrazas con una pendiente del 35%. Con una oscuridad frutal muy atractiva, encarna la heroicidad de unos viticultores que no solo se enfrentan a un paisaje tortuoso, también a un abandono progresivo del viñedo.
“Son vinos únicos y cuesta mucho exportarlos. Hay que darle valor al paisaje y al viticultor porque cada vez se abandona más el campo”, reivindica Alejandro Padrón, técnico de Bodegas Padrón.
Elysar Baboso Negro Edición Limitada
En El Pinar, Elysar elabora este tinto silvestre y mineral de Baboso Negro, una variedad herreña muy peculiar que despierta pasiones dentro y fuera de las Islas Canarias con su exuberancia floral y especiada y sus aromas a frutos negros maduros.
“Elysar Baboso Negro Edición Limitada (30 €) es concentrado y de tanino rústico y licoroso en la sensación final. Al fondo también se adivinan unos matices dulzones. Esto potencia el carácter tan especial del vino”, recuerdan desde la bodega.
Y aunque dijimos que iban a ser cinco vinos, El Hierro es tan complejo y magnético que nos pedía una última canción… La firma Uwe Urbach, propietario de la única bodega en ecológico de la isla (que también lleva su nombre).
Este alemán enraizado en El Golfo, como sus viñas encaramadas a las alturas que miran al mar, elabora un clarete que nos evoca la impetuosa frescura del fin del mundo.