Si amas viajar para descubrir nuevos paisajes por los que dar largos paseos, Navarra es la respuesta. Si lo tuyo es sentarte a la mesa para deleitarte con el mejor producto empleado en recetas tanto tradicionales como más contemporáneas, también. Lo mismo si te interesa el movimiento Slow Food y quieres saber más sobre él, si adoras los mercados y jornadas gastronómicas, si crees que el vino es una de las bebidas más maravillosas del mundo o si todo lo anterior prefieres practicarlo en un lugar no masificado donde se respira calidad allá por donde pases. Navarra es siempre la respuesta.
Y es que se trata de la región española con más variedad de climas y paisajes, razón por la que engloba un amplio catálogo de producto. Así, el norte es sinónimo de montaña, ríos, bosques y verdes valles. Por eso esta zona es famosa por los chuletones, el pato, la caza, las setas y hongos, las alubias negras y el queso D.O. Roncal o Idiazabal. Alrededor de la capital se concentran todos los aromas de Navarra con el cordero, el relleno y la chistorra como productos típicos. En la Zona Media huele a Mediterráneo y a vino, pimientos del Piquillo, pochas de Sangüesa y asado de gorrín. Y el sur, en la Ribera del Ebro, destaca por su huerta: espárragos, pimientos, alcachofas y cogollos. También por su vino blanco y tinto, pero, sobre todo rosado, y por su aceite.
Un amplísimo despliegue que llega, además, avalado por una gran calidad, como así prueban las siete Denominaciones de Origen –DO Aceite de Navarra, DO Navarra y DO Rioja en vino, DO Cava, DO Piquillo de Lodosa, DO Idiazabal y DO Roncal– y las seis Indicaciones Geográficas Protegidas –IGP Alcachofa de Tudela, IGP Espárrago de Navarra, IGP Cordero de Navarra, IGP Ternera de Navarra, IGP Pacharán Navarro e IGP Chistorra de Navarra–. Por eso, si se quiere saborear las auténticas delicias de la tierra, al comprarlas hay que asegurarse de que llevan su distintivo correspondiente.
Un punto clave en su calidad agroalimentaria lo marca la rapidez de la distribución de la materia prima, posibilitada por la reducida extensión de Navarra. Así, el producto llega fresco y en su punto perfecto para ser disfrutado en las mejores condiciones. Este trabajo de la tierra se conoce realizando alguna de las experiencias turísticas junto a productores de alimentos que permiten la recolección y el posterior cocinado de los productos que la tierra ofrece. También es posible participar en la búsqueda y degustación de trufas, en la recolección de endrinas, elaborar y catar quesos en la propia quesería o visitar y degustar los vinos desde la bodega.
Sobre esto último, el vino, hay mucho que contar porque Navarra posee una gran tradición vinícola que se ha ido desarrollando a través de los siglos. Algo que muestra muy bien la Ruta del Vino de Navarra, donde se recoge una selección de bodegas y establecimientos turísticos de gran calidad en los que conocer esta tradición y saborear las particularidades del vino navarro.
Tradición, barras de pinchos y estrellas
Y de la tierra a la mesa. Y qué mesa. Porque la restauración navarra despliega un abanico de ofertas gastronómicas que van desde los asadores de carne y pescado o las sidrerías, hasta las casas de comida más tradicionales que pueblan el territorio para que el comensal pueda tener siempre a su disposición un plato de rica y reconfortante comida: menestra de verdura, ajoarriero, pochas, cordero al chilindrón, trucha navarra o gorrín asado. En el plano dulce la cocina navarra no se queda atrás, tal y como muestran los canutillos, la cuajada, la goxua, la costrada (tarta cremosa hecha con huevos, leche y manteca de cerdo), las alpargatas (hojaldre con pasta de almendras) y otras elaboraciones golosas como las rocas de Puy (con chocolate y frutos secos), las tortas de txantxingorri (elaboradas con cerdo o chicharrón y canela) o los caramelos de café con leche.
En esto de la tradición las barras de pinchos juegan un papel fundamental, ya que en Pamplona o Navarra sus bares ofrecen auténticas delicias en miniatura. Pero no sólo tradicionales sino también bocados más vanguardistas, fruto de la creatividad de sus cocineros. Y es que la vocación hostelera en Navarra es inmensa, de ahí que cada vez sean más los restaurantes reconocidos con estrellas Michelin y soles Repsol. Proyectos impulsados por restauradores de largo recorrido y otros de nueva hornada; juntos transmiten el valor del producto navarro y elevan la gastronomía de su tierra.
Y, para que todo esto siga sucediendo, el Gobierno de Navarra, desde la Dirección General de Turismo y con la colaboración del sector turístico, ha puesto en marcha un plan estratégico financiado con 2,4 millones de euros por los fondos europeos Next Generation, con el objetivo de posicionar a Navarra como un destino de turismo gastronómico asociado a sus valores y elementos diferenciales, y englobando a todo el territorio y a los agentes de la cadena de valor.
Cinco planes que tienes que hacer en Navarra si eres amante de la enogastronomía
Nota: Esta es sólo una pequeñísima selección, porque hay infinidad de experiencias, fiestas y mercados gastronómicos que puedes consultar aquí.
Dar un paseo en carreta de caballos en Bodegas Lezaun
Ubicada en las faldas de las sierras de Urbasa y Andia, esta bodega elabora vinos de agricultura ecológica. Durante todo el año se puede disfrutar del paisaje desde una carreta llevada por caballos, hacer una cata comentada de vinos y mostos en la viña con explicación de la historia de la bodega y las nuevas prácticas vitícolas, y comer en su restaurante asador.
Visitar un restaurante con estrella Michelin
Es el momento de entregarse al hedonismo y celebrar todo aquello que se quiera. Y en estos restaurantes el momento será aún más especial: Molino de Urdániz (**) de David Yárnoz, ubicado en el pueblo de mismo nombre, Rodero (*) de Koldo Rodero, Europa (*) de la familia Idoate, o Kabo (*) Aarón Ortiz –T de Oro 2023–, estos tres en Pamplona.
Vivir una experiencia apícola en mieleria Eztitsu
Un mundo apasionante que aquí se conoce de primera mano participando en el manejo y extracción, y conociendo la conexión entre apicultura, salud y vibración. El mejor final será la degustación de productos apícolas. Además, la buena noticia es que se puede realizar durante todo el año.
Asistir a las Jornadas del Cardo Rojo de Corella
Del 16 al 17 de diciembre se celebra la fiesta grande de este producto que los romanos consideraban todo un manjar. Los productores de Corella son auténticos expertos plantación y recolección, y así lo muestran durante estas jornadas en las que, además de comprar el mejor cardo rojo, se puede participar en un taller o probar pinchos temáticos. Y si no llegas a tiempo al de Corella puedes ir al de Peralta, que se celebra del 19 al 21 de enero.
Bajarlo todo con un Paseo Real Gran Reserva en Olite
Si eres amante de la historia y el vino, esto te va a gustar por esta visita guiada por Olite y su Palacio Real se realiza con una copa de vino en la mano. Así, se conoce el casco histórico y su gastronomía paseando y comiendo, porque incluye dos degustaciones gourmet acompañadas de una copa de vino rosado de Navarra.