En las cumbres nevadas de los Dolomitas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se vive un mundo de emociones y numerosas actividades al aire libre. Las montañas del Véneto reciben con los brazos abiertos a todo aquel que las visita y lo hace de igual forma en invierno como en verano, ya que en esa época también se pueden dar agradables paseos y realizar excursiones a través de unos paisajes de ensueño.
Entre estas montañas se encuentra Cortina d’Ampezzo, la “Reina de los Dolomitas”, un punto de Italia con una estampa única gracias a los tonos rosados que lucen las rocas que la rodean. En invierno es el lugar de los deportes de invierno, con 400 kilómetros de pistas de esquí. Durante los meses estivales, es el destino de los amantes de la naturaleza y de las actividades al aire libre, ya que cuenta con 300 kilómetros de senderos para excursiones y bicicleta de montaña. Además se pueden practicar golf, vías ferratas y escalada en roca.
De vuelta a la ciudad, en Cortina la vida pasa entre sus tiendas de moda italiana, de artesanía local, de arte, joyas o antigüedades. También en sus cafés y restaurantes donde conocer la gastronomía del Véneto, ya sea tradicional como innovadora. Porque, aunque esta zona ha estado siempre profundamente ligada a su historia y cultura, eso no ha impedido que sus cocineros se abran a combinaciones más inusuales. Siempre con el objetivo de satisfacer a todos los paladares.
Ciñéndonos a la tradición, aquí se encuentran la cocina italiana, la de montaña y la tirolesa. Por eso, la carne, los lácteos y los frutos de la tierra, como hierbas o setas, son imprescindibles en su despensa. Con ellos se elaboran recetas como los chenedi, unas albóndigas hechas con pan duro y speck (embutido local), los casunziei, que son unos ravolis rellenos con nabo y remolacha, la brazorà, focaccia dulce típica de las fiestas de Ampezzo en forma de trenza circular que se espolvorea con granos de azúcar, o las frittelle di mele, que son unos buñuelos de manzana con apariencia de rosquillas fritas, irresistibles para pequeños y mayores.
Creatividad y estrellas
Más allá de la tradición, están todos esos proyectos centrados en la investigación e innovación. Una forma de ir un paso más allá para buscar otros caminos inexplorados que abran nuevas puertas al sabor. Y es que este valle se caracteriza por el carácter abierto de su gente, que se plasma luego en la renovación constante de los refugios, los restaurantes creativos con estrella Michelin o las vinotecas. También en la multitud de eventos y festivales que se celebran a lo largo del año o en las granjas alpinas. En todos los casos es habitual la práctica del estudio y la investigación con el objetivo de crear la experiencia perfecta para el paladar y para el alma.
Algunos de los restaurantes más destacados son Tivoli, con una estrella, que se caracteriza por una cocina basada en los productos locales y el pescado fresco proveniente de Venecia y Chioggia, además de por su carta de vinos e impresionantes vistas a los Dolomitas. También SanBrite, que la guía Gambero Rosso ha destacado como uno de los restaurantes más visionarios de Italia. Un trabajo de producción propia y cocina sostenible que le ha valido una estrella Michelin y otra verde. Los propietarios de este proyecto tienen también el agroturismo con granja alpina, El Brite de Larieto, reconocido con otra estrella verde.
La “guía roja” destaca más lugares enclavados en Cortina d’Ampezzo donde disfrutar de la mejor gastronomía local: Ristorante de Len, donde se combina tradición y modernidad, Alajmo Cortina –dentro del histórico restaurante El Toulà–, de productos regionales tratados con maestría, Al Camin, que presume de una carta de vinos fascinante, Baita Fraina, donde se ofrecen platos regionales acompañados de la belleza de su panorámica y silencio, o Baita Piè Tofana, ideal para un encuentro romántico en las laderas de la pista de esquí del Tofana.
Los refugios son otros de los lugares que bien merecen una visita, ya que en ellos se pueden probar los platos tradicionales en la calidez de un espacio dedicado al descanso y el recogimiento. Tras un día de esquí o deporte, nada como una comida reconfortante a gran altitud en el Rifugio Lagazuoi, Averau, Scoiattoli, Dibona o Pomedes. Estos son también los lugares ideales para disfrutar de la merienda con un pastel Ampezzo y licor de crema de huevo Vov, típico del Véneto; o del aperitivo, muy popular en Cortina d’Ampezzo. Para los amantes del vino, nada como Masi Wine Bar en Col Drusciè, donde degustar una cocina regional de temporada maridada con una buena copa de vino en un ambiente refinado y moderno.
La fiesta de la cocina ampezzana
El escenario culinario de Cortina d’Ampezzo termina de conocerse en cualquiera de sus eventos enogastronómicos. Encuentros que tienen a la comida y bebida como protagonistas, y en los que celebrar y vivir experiencias innovadoras o profundizar en las raíces culinarias para completar las vacaciones entre las montañas. Así, la Fiesta de Ampezzo es la ocasión ideal para conocer más sobre la tradición ampezzana y degustar sus platos típicos, transmitidos entre generaciones. Uno de los más recientes es Cortina Cocktail Weekend, el primero de mixología en la nieve. Y, por su parte, Cortina Food Lovers –en el Rifugio Faloria– se sirve de los mejores chefs del valle, quienes cocinan en una bella terraza asomada a la cuenca del Ampezzo.
Septiembre es un mes de celebración en Cortina d’Ampezzo porque en esas semanas tiene lugar The Queen of Taste, un fin de semana de recorridos gastronómicos, degustaciones y desayunos en las alturas –y en el centro de la ciudad–, elaborados por chefs de renombre; y Cortina Delicious Festival, una cita ineludible para los amantes de la cocina de montaña y del Ultra Trail. Así, durante los últimos días de septiembre los refugios y restaurantes de esta localidad se unen para preparar deliciosos platos que se ofrecen a los participantes de estas rutas. Toda una exhibición de la cocina de montaña en clave tanto tradicional como contemporánea.