Según The Post, la Autoridad de Licores del Estado de Nueva York le acusa de robar y vender botellas, entre ellas 300.000 dólares en Borgoña.
Tras pasar más de 20 años en el distrito neoyorquino de Meatpacking, esta empresa se mudó al sótano de un desaparecido T.G.I Fridays en Times Square en 2022. Tanto la gestión como el cambio direccional desataron un año de caos con sus clientes, que se ha acentuado en las últimas semanas al no poder acceder a sus botellas.
La empresa ha ofrecido tanto almacenamiento abierto, en el que el vino se guarda en un almacén por 10 dólares al mes por caja, como almacenamiento en taquillas cerradas, en el que los clientes pagan un poco más por una taquilla de autoservicio en la unidad de almacenamiento que, supuestamente, es siempre accesible. Ahora, sin embargo, los clientes no pueden llevar a cabo aquello que acordaron: acceder a sus colecciones siempre que quieran, tras semanas de llamadas y correos electrónicos sin respuesta.
Los propietarios, Amelia y Michael Gancarz, culpan a la escasez de personal y a problemas con el arrendador de la empresa, Delshah Capital, que demandó a la pareja en noviembre por no pagar el alquiler de las instalaciones de almacenamiento, la tienda de vinos y el salón de su sótano.