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La compañía lanzó un comunicado este lunes en el que expone que el mercado nacional ha dejado de ser estratégico para la empresa por motivos como la inflación o la ‘Ley Rider’ de Yolanda Díaz que obliga a convertir a los repartidores autónomos en asalariados.
En España, Stuart ya no operará en las localidades de Barcelona, Madrid, Zaragoza, Bilbao y Valencia. Sin embargo, mantendrá su centro neurálgico en la capital catalana desde la que lleva dirigiendo la empresa desde 2015.
El cierre, por consecuencia, afectará a todos sus repartidores y gran parte del personal de oficina, que se estima que pueda acabar desencadenando en unos 400 despidos, sobre el total de 468 empleados que actualmente tiene en plantilla. Un episodio trágico que se ha visto inducido por las pérdidas sostenidas que ha tenido durante los últimos ejercicios.
Sin embargo, la dirección de la compañía ha afirmado que mantendrá a una parte pequeña de su equipo técnico en España para intentar probar suerte en otro país. ‘Al ajustar los gastos operativos, si el plan propuesto sale adelante, se podrá mejorar la viabilidad financiera del negocio Stuart, garantizando que dispondrá de los recursos necesarios para aprovechar futuras oportunidades en los mercados con más posibilidades de crecimiento así como mantener parte de la plantilla en Stuart Delivery, S.L.’, afirma en su argumentación para el ERE.