Está ubicado en el barrio de moda de la isla, Santa Catalina, y propone un tipo de cocina que respira mediterráneo a través de productos locales y de temporada pero con ciertos guiños a la cocina internacional.
En Spot los platos de la carta se hacen al momento, con ingredientes de primera calidad. Sencillos y pensados para todos los paladares-carnívoros, vegetarianos y veganos, entre sus opciones destacan las croquetas de berenjena asada, a cazuelita de almejas a la brasa con espagueti, el bacalao negro con agridulce de Berenjenas, la ensalada japonesa o el solomillo a la broche con setas salteadas. Sus pizzas son todo un deleite para el paladar ya que son artesanas, con 48 horas de fermentación y están cocidas al horno de leña. Entre las favorita, la de botifarrón e higos o la de puerro y trufa negra. Todo un must.
El espacio de Spot también está pensado con el mismo cariño y cuidado que la carta. Así pues cuenta con un espacio amplio y diáfano, con una barra de cerámica esmaltada para los que no tengan mucho tiempo para comer o simplemente deseen tomarte una copa. Dividido en dos ambientes, un espacio ajardinado y otro lleno de color con vistas a la plaza, el interiorismo ha sido creado por Tarruella Trenchs Studio con un diseño que recuerda a la arquitectura de los años 60 y 70. Para la decoración se Spot se han utilizado materiales y piezas de la isla como las míticas telas de Pollensa, cerámicas locales y baldosas recuperadas de iglesias mallorquinas antiguas.
Un espacio acogedor que pretende sumergir al comensal en la cocina local pero con toques de otras culturas.
©Olga Planas