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Silvia Abril: «El arroz me sale espectacular»

Silvia Abril

Mantener una conversación seria con Silvia Abril (Mataró, 1971) es tarea ardua. Aunque no hace falta hablar con ella para darse cuenta de que es una de esas personas que siempre se pone el humor por montera, cuando la tienes cara a cara te das cuenta de que lo de llevar siempre la sonrisa por delante no es ninguna pantomima. Sabe reírse de todo. Y, en primer lugar, de sí misma. «Estoy bien. Saliendo de una fisura de tibia y entrando en una contractura de omóplato. Se acercan los 50 y estoy físicamente peor que nunca [risas]. Pero de la cabeza súper bien y del corazón mejor», comentaba al inicio de nuestra charla.

En parte, ese gamberrismo y esa frescura la han llevado a hacer casi de todo. Sílvia Abril ha participado en formatos como el mítico Homo Zapping, Tu Cara Me Suena o Masterchef Celebrity, además de haber presentado las dos últimas ediciones de los Premios Goya junto con Andreu Buenafuente, su marido. Y todo ello sin descuidar tampoco su faceta como actriz (Padre no hay más que uno, Bajo el mismo techo, La que se avecina…).

Ahora, y tras su presentación en Barcelona, la actriz y cómica estrena en Madrid la nueva comedia teatral El éxito de la temporada, una obra que reflexiona sobre la amistad, el paso del tiempo y el oficio de los cómicos, entre otras cosas. Podrá disfrutarse en el Teatro La Latina, de miércoles a domingos, desde el 1 de abril.

Además, el próximo 26 de marzo, Sílvia Abril lanza el cuarto ejemplar de Las fantásticas hormiguets, novelas infantiles editadas tanto en castellano como en catalán en las que narra la historia de su hija Joana y sus tres amigas de la infancia. Y también está previsto el estreno próximamente de Lol, si te ríes pierdes, un formato producido por Amazon Prime Video que reúne a grandes figuras del humor nacional, entre las que se encuentra ella.

En El éxito de la temporada te interpretas a ti misma y lo haces rodeada de amigos. Es la mejor manera de volver a los escenarios, ¿no?

Sí, sobre todo por lo de estar rodeada de amigos, no por lo de interpretarse a una misma, porque al final te pasas el día conviviendo contigo misma y es un poco coñazo. Pero subir a los escenarios acompañada de este grupo de compañeros de batallitas, porque al final los que nos dedicamos a la comedia estamos todo el día provocando que nos ocurran cosas y siempre viviendo en ese cable del humor, es un gustazo. Además, estamos encima del escenario provocando lo mismo, intentando hacernos reír el uno al otro… Somos una pandilla de gamberros y lo mejor es cuando el público se da cuenta.

El Terrat celebra con esta obra sus 30 años de existencia. ¿Sueles echar habitualmente la vista atrás o eres más de centrarte en el presente?

Me identifico más con esa segunda versión de vivir muchísimo el presente. Y más aún después de todo lo que ha pasado. Siempre busco estímulos nuevos, entrar a lugares en los que no he estado antes… En todos los terrenos, en el laboral, el personal y el familiar. Pero sin perder el retorno a una productora como El Terrat, que es casa. He salido, he jugado, he picoteado, he cambiado de compañeros… pero luego siempre se vuelve al lugar en el que te sientes amada y cuidada. Soy poco de mirar atrás, muy poco nostálgica. Y muy desmemoriada, es decir, olvido muy rápidamente las cosas: las buenas y las malas. O sea que tampoco puedo hurgar demasiado en el pasado, porque me requiere unos esfuerzos increíbles. Si estuviera casada con un neurólogo él estaría muy preocupado y sufriendo por mí, pero como no es el caso…

La obra reflexiona sobre el paso del tiempo, el triunfo, la satisfacción vital, el oficio de los cómicos y la amistad. ¿Qué reflexión haces tú sobre tu trayectoria?

Pues hago una reflexión no demasiado profunda. Me he sentido y me siento una persona muy afortunada porque llevo 20 años trabajando en la comedia y disfrutando de mi trabajo, algo que suele ser difícil conseguir. Porque cuando te lo pasas bien y encima te pagan… pues con un canto en los dientes. En el ámbito laboral he tenido una vida muy placentera, parece que he estado muchas veces en el sitio adecuado en el momento oportuno. Y no me queda otra cosa que ser agradecida. Se lo agradezco siempre al público, a los que me dan las gracias por hacerles reír y pasar buenos ratos. Y yo a la vez me siento muy agradecida por habérmelo puesto fácil, por haberse reído conmigo. Todos salimos ganando.

El humor es básico en tu vida, ¿no? 

Totalmente, me río de todo. Primero me río de mí misma y luego me río de todo. Así entiendo la vida. Siempre desdramatizo, estamos aquí de paso y para qué dramatizar o enfadarnos. Para qué sacar las cosas de lugar e hincharlas de importancia. Todo en su justa medida y, si puede ser, todo con una sonrisa siempre por delante.

Tú sabes reírte como nadie de ti misma, pero eso es algo poco frecuente en las mujeres…

Muchas veces me preguntan si siendo humorista y mujer no he tenido que lidiar con hombres. No, muy pocas veces. He tenido que lidiar más con mujeres con un sentido del ridículo que no les permitía lanzarse con la libertad con la que yo me lanzo en los proyectos. Me he encontrado con compañeras con un excesivo sentido del ridículo, con muchos complejos y muchos reparos… Y eso me ha sabido peor, encontrarme con que somos un género todavía acomplejado en según qué terrenos. Y con mucho pudor todavía. Por decir lo que pienso, por no tener filtro muchas veces y por lanzarme sin ningún tipo de reparo, incluso a la hora de salir al escenario. No tengo nada que perder a estas alturas, por tanto me entrego sin demasiados tapujos a los proyectos y a la vida en general. Soy muy de tirarme a la piscina sin ver si hay agua y sin a veces mirar si llevo bañador o bikini. Ya no miro si hay agua, a veces ni miro si voy vestida. Me ha ido bien así y, por tanto, voy a seguir haciéndolo, la verdad.

A día de hoy, siguen siendo muchos los que intentan ponerle límites al humor. ¿Sueles medir lo que dices para evitar herir sensibilidades?

Si escucháis o veis a través de Youtube El Grupo veréis mi esencia. Precisamente el otro día le comentaba a Toni (Acosta) que cuando a veces la gente se ofende y me envía comentarios por Instagram pienso en que no pienso lo que digo cuando lo digo. Porque me lo estoy pasando tan bien… Y Toni me contestó que ese es parte de mi encanto, porque además el que me conoce desde hace tiempo sabe que no hay maldad. Hay frescura, espontaneidad y gamberrismo, que son cosas que me definen. Por tanto, me gustó la respuesta de Toni. Me dijo que eso es lo que me hace especial, es mi atractivo, mi encanto. Los límites en mi caso son pocos, no me los pongo. En todo caso después pido perdón.

Hablando de reír o no reír, Amazon Prime Video va a estrenar próximamente Lol, si te ríes pierdes. Y tú estás entre los cómicos que han participado. El desafío es hacer reír a los demás mientras, al mismo tiempo, intentas controlar tu propia risa. ¿Cómo se te ha dado?

Es una locura de formato. ¿Tú sabes lo que son 12 o 10 cómicos metidos en una casa puteándose para ver quien se ríe antes? No te voy a contar lo que pasó porque son muchos capítulos y hay que verlos hasta el final. No te puedo hacer ningún tipo de spoiler, solo te adelantaré que es de las ultimas locuras más heavys que he vivido. Ya verás como salgo, de bien o de mal parada [risas].

Lanzas próximamente el cuarto ejemplar de Las fantásticas hormiguets, novelas infantiles para las que te has inspirado en tu hija y en sus amigas. ¿Qué crítica ha hecho ella sobre esto?

A ella le encanta. Como se habla de ella y también tiene un buen ego está encantada [risas]. Incluso me sugiere ideas para el quinto y para el sexto y me pregunta que cuándo voy a hacer la serie… Está exigente, pero está encantada porque se habla de ella y de sus amigas, o sea todo es bien. Y yo estoy encantada con la recepción de cada uno de los libros. Para mí lo más importante es que surja el hábito de la lectura en una edad temprana. No hemos complicado las tramas ni he utilizado un lenguaje sofisticado para que los que arranquen a leer sientan la satisfacción de que avanzan fácilmente. Y las ilustraciones del maravilloso Pablo Ballesteros también hacen que la lectura sea más llevadera.

¿Crees que su infancia se parece a la tuya?

Para nada. Son niños digitales, han nacido en la era del contacto con las pantallas e Internet. Si los abandonaras a su suerte estarían todo el día pegados a una pantalla. Por tanto, lo que intento hacer es llevarla a vivir el máximo de experiencias posibles en contacto con la naturaleza, pero evidentemente su infancia es radicalmente diferente. Yo espero que ellos sean los que realmente cambien de paradigma este planeta. Y lo tienen al alcance de sus manos porque tienen instrumentos, a veces demasiados. A veces son niños demasiado estimulados que se aburren muy rápidamente. Y hablo de ella también.

¿Y tú? ¿Cómo eres detrás de las cámaras?

Soy más bien aburrida, con mis broncas cuando toca y con mis exigencias cuando toca, que es continuamente. Pero soy una tipa normal, con malos días y con buenos días. Sí que es verdad que suelo despertarme siempre alegre y que cuesta mucho que la tristeza se apodere de mí. Durante el confinamiento se apoderó de mí el estrés, pero la tristeza no. Bueno, en momentos puntuales sí, porque yo por culpa del covid he perdido a familiares y son momentos tristes, pero soy una tipa normal.

Hemos hablado de El éxito de la temporada, de Las fantásticas hormiguets y de Lol, si te ríes pierdes. Pero es que también sigues en la radio (El Grupo) y estás inmersa en varios proyectos televisivos (Señor dame paciencia, Peter Rabbit 2). No paras. ¿Te has planteado en algún momento bajar el ritmo?

Sí, me lo planteo cada año pero no lo consigo todavía. Y mira que voy descartando cosas y que me da pena, pero también pienso en que hay muchas mujeres con poco trabajo o sin él y en que ya tengo 50 años y quiero empezar a ser más selectiva. No lo consigo todavía, pero al menos la intención la tengo ya. Entre Andreu y yo intentamos conciliar. Hemos conseguido un organigrama que nos permite conciliar, una palabra a la que darle significado es muy complicado. La liberación de la mujer es una estafa, porque lidiar con la gestión familiar también es una batalla. Las mujeres sufrimos ese plus de estrés mental.  

Has participado en Tu cara me suena, Ahora caigo, Masterchef Celebrity e infinidad de programas más, además de presentar los Goya. ¿Qué otro reto profesional te gustaría asumir?

Me encantaría asumir una buena ficción, una ficción que me sacara de lo que todos hemos visto ya y me llevara a un terreno diferente. De hecho, hay un proyecto en el que asumo un papel diferente de lo que estáis acostumbrados a ver, pero está en proceso de desarrollo y todavía no puedo contar nada. Pero es una de las cosas que más me apetece ahora, salir de la zona de confort y meterme en un berenjenal nuevo y diferente. Igual no estoy a la altura, pero por probarlo… Como te decía antes, sin mirar si hay agua y sin mirar si estoy vestida. Me voy a tirar a la piscina.

También se te da bien imitar, ¿en la piel de qué famoso te gustaría ponerte?

No, imitar no se me da bien. Os habéis tragado el bulo. En Homozapping lo que hacía era parodiar. Y parodiar e imitar son cosas muy diferentes. Para mí ser un buen imitador es hacer lo que hace Raúl Pérez, Carlos Latre o Judit Martín, pero yo no imito. No sé imitar, yo parodio. Parodiar es coger una característica que todo el mundo reconoce del personaje y amplificarla, llevarla al extremo. Y eso es más fácil que coger el alma y la voz del personaje. Yo soy incapaz, ojalá fuera buena imitadora. Admiro a todos aquellos que lo hacen bien.

Me gustaría parodiar a Tamará Falcó. Tamara Falcó es un personajazo en sí y tiene una parodia como una catedral. Para mí es como la Carmen Lomana de ahora, aunque Carmen siga trabajando en televisión. Es la pija por excelencia, a quien te dan ganas de parodiar. Y también me gustaría parodiar a Ágatha Ruiz de la Prada. 

La cocina tampoco se te da mal, de hecho quedaste finalista en MasterChef Celebrity. En su momento dijiste que ibas a dejar de cocinar, pero fue otra de tus bromas, ¿no?

Sí, ya he retomado mi placer por la cocina. Me encanta cocinar para mi familia y para mis amigos. Lo hago menos de lo que me gustaría por falta de tiempo, pero me encanta. Y me encanta disfrutar de la cocina y de la comida, me encanta la gastronomía. Me encanta ir buscando siempre recetas.

¿En casa también haces esferificaciones y esas cosas? Tus recetas serán más sencillas.

Sí, soy más de disfrutar de las cosas al horno, que me chiflan. Para mí el horno es el universo. Cocino mucho al horno, al vapor, mucha plancha, un buen aceite de oliva, poca salsa… En el día a día soy muy austera. Un buen pescado al horno con unas verduras al horno y chao. Y las ensaladas. Soy la reina de la ensalada, me chiflan.

¿Cuál es el plato que mejor te sale?

El arroz, mi arroz de los domingos. De hecho, yo publiqué un libro de recetas y está ahí. En él comparto recetas heredadas, de amigos, de madres, de suegras, de ex suegras incluso… recetas que me han marcado y que sigo cocinando. Y ahí hay un arroz de los domingos que me sale espectacular.

¿A Andreu qué tal se le da?

A él dale pulpo y dale huevos (fritos, tortillas…). Ese es su terreno. Y la pasta, hace unos macarrones espectaculares. Pero quiere aprender, está por la labor. Nos falta tiempo, porque la cocina requiere tiempo.

El alimento que más detestas.

No puedo ni con la trufa, que es un alimento muy valorado por los gourmets, ni con el cilantro. La trufa me sabe a gas y el cilantro, a pesar de las maravillosas propiedades que tiene, me sabe a colonia. No puedo. Tampoco me gusta el wasabi.

Algo que no pueda faltar en tu nevera.

Fruta y verdura a tutiplén. Tiene que haber rúcula, pimiento rojo, cebolla… mucha verdura. Yo salteo y horneo verdura por un tubo, me encanta. Y un buen vino blanco fresquito, un buen vermú, porque el vino tinto a temperatura ambiente es suficiente.

Pronto cumplirás 50, ¿cuál es tu secreto para mantenerte así de bien?

Ser feliz, sentirte en paz, hacer deporte y cuidar lo que comes. Para mí es la fórmula. De hecho, si comes bien y haces deporte todo funciona bien. Por tanto, te sientes bien y no hay ningún problema de salud. Tus hormonas funcionan bien y tu cerebro funciona bien. Y la felicidad viene así. El deporte libera nuestro estrés mental y es importantísimo.

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