Se lleva el vermut, se bebe, se compra, se mezcla en cócteles y se embotella de formas innovadoras y bastante curiosas. El vermut ha recuperado ese sitio que tan merecido tenía en las barras y por fin se está ganando a esa generación que empezaba a olvidarse de que beberlo es recuperar una de las tradiciones más arraigadas en nuestra sangre: el aperitivo.
(crédito foto: Vermutería Pop Up)
Come kale
Ya lo dijimos en nuestro número 4 de Tapas Magazine, ya lo dijo Beyonce en su sudadera mientras hacía el tonto por su habitación. Kevin Bacon dijo que “un día sin kale es un día sin sol”, Anne Hathaway tiró de este vegetal (mejor conocido en nuestro país como col rizada) para caber en el traje de Catwoman en The Dark Knight Rises. Con tan solo 33 calorías por una taza, este súper alimento ayuda a reducir los niveles de colesterol, aportar 2.5 gramos de fibra, 3 de proteína, es una excelente fuente de vitamina C, minerales y poderosos nutrientes beneficiosos para la vista. Y eso por solo mencionar algunos de sus tantos beneficios. Ale, a comer kale se ha dicho.
El bao es el nuevo sushi
Era inevitable. Lo que tardó bastantes años en llegar a España ahora por fin se ha instalado en las cartas de los restaurantes. Aunque lo que antes era exótico y curioso ahora se ha convertido en el producto mainstream de la temporada. Esto no quiere decir que no esté bueno, de hecho es por eso que está en todas partes (y en todos los perfiles de Instagram), lo que quiere decir es que hay que tener criterio, diferenciar los buenos de los no tan buenos y de los “quiero y no puedo” compuestos de mucha masa, mucha salsa y poca chicha. Tampoco compensa entrar en debates sobre si la masa del bao es casera o está comprada al por mayor porque la diferencia se nota, pero es mínima. Ahora bien, ya puestos a confesar, ni si quiera el mismísimo Chang los hace en su cocina. Él también los compra precocinados.
El jerez esta bueno, sí
No solo está bueno si no que será la bebida del año (incluyendo a 2016). Ni se os ocurra compararlo con el boom del gin tonic ni contrastarlo con el vermut porque no es lo mismo. Al pan pan y al vino vino. El jerez está buenísimo solo, acompañado de una buena charla, aún mejores tapas y también combina de maravilla con algunos menús degustación dignos de ser guardados en el recuerdo para siempre. Es difícil de entender, fácil de amar y complicado de olvidar. Esta sí que es vuestra tarea del otoño porque el que no se suba al carro del jerez se va a perder de mucho.
Se acaba la fruta y empieza la trufa
Ya podéis dejar el postureo con fotos de piñas, sandías y melones. Todos sabemos que después de cuatro mordiscos habéis dejado a estas frutas en el olvido para meteros de lleno al mundo chiringuito como si no hubiese mañana. No decimos que no tengan cabida cinco veces al día pero ya paso su momento de protagonismo, ahora llega la temporada de la trufa. Sí sí, esa que Abraham García rocía en su sartén de huevos fritos y mousse de hongos en Viridiana. Bocato di cardinali.
Adiós gin, hola bourbon
Bueno no seamos tan radicales, imposible deshacernos de la ginebra después de esas comilongas con los colegas y de noches que se alargan hasta el amanecer. Incluso de aperitivos peligrosos que nos llevan a la cama con una resaca a media tarde. Ahora bien, lo que sí afirmamos es que el abanico de posibilidades se expande y nos regala con el poder del bourbon. ¿No te encaja? Pues piénsalo bien, piénsalo muy bien: Llegas a casa tras una larga jornada de trabajo te sirves un buen bourbon, un Bulleit, por ejemplo, te quitas los zapatos, subes las piernas a la mesa y te acomodas en el sofá para darte un maratón de Ballers. Planazo. ¿No te va el solo o en las rocas? Saca la coctelera y ponte manos a la obra con clásicos como el Manhattan, Old Fashioned o el coctel Sazerac.
A la brasa por favor
Se lleva la brasa, se lleva poner toda la carne en el asador. El ejemplo número uno es ese Buns & Bones (sí sí, más baos) en el que el chuletón, la gamba, o el churrascazo marinado son la estrella de la casa. Aunque hay un plato que se lleva el puesto número uno, esa cola de pulpo y las costillas BBQ de aplauso. Está situado justo en la esquina del mercado de Antón Martín y suele ser el punto de encuentro de los vecinos porque suele estar a reventar todas las noches. Desenfadado, sin pretensiones y con camareros más que agradables.
(crédito foto: Facebook Buns & Bones)
Bocatas power
El bocadillo se reinventa y coge fuerza convirtiéndose en la opción más barata y rápida para saciar el hambre. El poder del bocadillo se hace presente en El Porrón Canalla de Juanjo López (La Tasquita de Enfrente) en versión bocatas de madre rellenos de embutidos de Arturo Sánchez, latas de Frinsa, y mezclas tan tradicionales como satisfactorias como el de tortilla con pimientos y salsa secreta. La cosa se anima con el mollete de mejillones con patatas chip y el de cabeza de jabalí con diyonesa. Si es que nos aplauden las orejas de solo pensarlo. A la tendencia se suma Perro Bar en lo que fue una vez Chifa Boteco. Estanis Carenzo (¡otro grande que se une al bocata power!) decide darle una vuelta a la barra volviéndola un poco más casual y dinámica con una oferta de perritos y hamburguesas jugosas y bastante adictivas.
(crédito foto: Facebook El Porrón Canalla)