En más de una ocasión nos hemos sometido a una pregunta, recurrente, pero complicada de responder: si tuvieras que escoger, ¿qué preferirías, el sexo o la comida? ¿Por qué tenemos que elegir entre mamá o papá? ¿Acaso tienen por qué estar reñidos? Se podría decir, a ciencia cierta, que entre el sexo y la comida existen vínculos ‘hasta en la sopa’. Y no hablamos únicamente del anime japonés, que se atreve a fantasear con la culinaria sexual, como bien se saborea en la serie Food Wars, que también. Hablamos de platos que definiríamos como orgásmicos, de los mitos y leyendas que rodean a los alimentos afrodisíacos ingeridos para aumentar la libido, de cómo nuestro estilo de vida influye en nuestra plenitud sexual, del erotismo de comerse un helado o de simplemente de la comida como herramienta para demostrar amor y pasión.
“Según datos recientes, el 43% de las mujeres y el 31% de los hombres afirman tener al menos un síntoma de disfunción sexual. Aunque el deseo y la excitación sexual son complejos, nuestras elecciones de estilo de vida desempeñan un papel importante en nuestra disponibilidad para explorar el sexo”, apunta Megwyn White, sexóloga de Satisfyer, haciendo hincapié en la gestión del estrés, el sueño adecuado y la hidratación.
La comida y el sexo son dos placeres fundamentales por los que vivimos y “encontrar un equilibrio entre los alimentos que nos sostienen y nos complacen puede inspirar un entusiasmo por la vida que apoya, naturalmente, nuestro apetito sexual”. Es un pack que se manifiesta en muchas versiones, “cuando comes, también utilizas muchos de tus sentidos, como el tacto, la vista y el olfato. El sexo es bastante similar cuando lo consideramos una experiencia sensorial íntima”.
Pero, ¿cómo nuestra manera de comer nos puede jugar una mala pasada en la cama? “Una dieta inadecuada puede provocar problemas como hipertensión, diabetes, aumento de peso o enfermedades cardiovasculares, lo que se traduce en un impacto inevitable en el rendimiento sexual y en la libido. No se trata sólo de los nutrientes que obtenemos de los alimentos, sino también de la forma en que los combinamos”, apunta la sexóloga.
Hora de comer
Si miramos de cerca el menú que White nos ha preparado existen ciertos ‘alimentos sexuales’ en los que nos podemos apoyar. “Las ostras son un clásico por su alto contenido en zinc, que ayuda a potenciar la testosterona. También son muy ricas en vitamina D y selenio, dos nutrientes importantes para la salud del cerebro. Las granadas han sido un símbolo de fertilidad a lo largo de los tiempos, es conocido por mejorar el estado de ánimo, la circulación sanguínea y los niveles de testosterona. El aguacate está cargado de grasas monoinsaturadas saludables que son excelentes para el cerebro y el corazón. También contienen vitamina B6, conocida por aliviar los síntomas premenstruales y por ayudar a regular las hormonas sexuales”, cuenta la sexóloga. Por no obviar que su nombre deriva de la palabra inca ahuacuatl, ‘árbol de los testículos’, por la forma de su fruto de lo más sugerente; pero dejaremos el food porn para más tarde…
Vivimos sugestionados por cantidad de imágenes y escenas que cabalgan por el erotismo
Dentro del mundo de las especias “el azafrán resulta ser un apoyo increíble para la libido y la función sexual”. De hecho, añade White, “un estudio reveló que un grupo de hombres que tomaron 30 mg de azafrán al día durante cuatro semanas experimentaron mejoras significativas en la función eréctil”. Lo que también sube es la temperatura corporal cuando comemos picante, así que recuerda –y más ahora, en invierno– decir siempre que sí al chile. La capsaicina que contiene “activa nuestra vía de recompensa de la dopamina y estimula las terminaciones nerviosas”. Cuenta siempre en tu despensa con ajo, albahaca, orégano, jengibre y canela, especias que favorecen “la función renal, en la cúspide de la salud sexual y está íntimamente ligada a nuestros órganos sexuales”.
El pescado graso, los boniatos, las verduras de hoja oscura y las bayas también favorecen el equilibrio de la salud renal. Por supuesto, la hidratación siempre será buena en general para la salud sexual, y, por lo tanto, comer muchas frutas y verduras también ayudará. En concreto la sandía, conocida como la viagra de la naturaleza, “es alta en citrulina, un aminoácido que se convierte en arginina y ayuda a la relajación de los vasos sanguíneos”, añade White.
Pero cuidado, todo en su justa medida. Los afrodisíacos no son “una píldora azul mágica a la hora de despertar los impulsos sexuales”, advierte la sexóloga. Explorarlos “puede ser parte del encanto, así como ayudar a respaldar su eficacia estimulando el cerebro con imágenes eróticas”. No nos pasemos de entusiastas, como “Giacomo Girolamo Casanova, el famoso amante del siglo XVIII, que, según dicen, comía 50 ostras cada mañana en el desayuno para aumentar su resistencia sexual”. Mitos como este hay unos cuantos; se comenta que Cleopatra fue una de las aficionadas a los afrodisíacos más famosas y utilizaba gran cantidad de ellos, “incluidos perfumes y opiáceos, para inspirar así la lujuria en sus numerosos encuentros sexuales”.
La comida y el sexo suponen dos de los principales placeres por los que vivimos
Por otro lado, sabemos que a nadie le amarga un dulce, pero cuidado con pasarse con el azúcar, ya que puede matar tu vida sexual. “Deben evitarse los refrescos de cola, ya que contienen altos niveles de fosfatos que pueden provocar la calcificación de las arterias, lo que a su vez provoca la disfunción eréctil”, apunta White, a la vez que desaconseja el consumo de alimentos procesados. También deben evitarse “los colorantes y aditivos artificiales en general, ya que pueden imitar a hormonas como el estrógeno y desequilibrar el sistema endocrino, que modula el equilibrio hormonal”.
‘Food porn’ hasta en la sopa
Las personas vivimos sugestionadas, más de lo que pensamos, por cantidad de imágenes y escenas que cabalgan por el erotismo y que, en alguna ocasión –más de las que nos gustaría reconocernos han convertido en un irrefrenable caballo desbocado o, cuanto menos, llevado a fantasear. Lo hicimos con el plato de espaguetis y albóndigas que compartieron La Dama y el Vagabundo; con el orgasmo que fingió Meg Ryan en Cuando Harry encontró a Sally en el mítico Katz’s Delicatessen de Nueva York, rodeada de pastramis, y con El sabor de la sandía, película dirigida por la taiwanesa Tsai Ming-liang que utiliza el erotismo para contar la historia de la terrible sequía que sufre su país.
Y es que la sandía, una de las reinas de los afrodisíacos, tiene mucho de erotismo, como también lo tienen otras frutas como son la naranja, el plátano, el higo y un sinfín de ejemplos más. Pero nuestra capacidad de sugestión va más allá de meros ingredientes, ocurre también con todas esas preparaciones que prenden la llama del deseo, encendiendo el apetito de todo aquel que los contempla y haciendo que la expresión ‘comer con los ojos’ cobre sentido. Incluido el Beso helado de ostra de Andoni Luis Aduriz que se succiona a partir de una bola que hace las veces de plato, o el popular bocado que sirven en una concurrida esquina del madrileño barrio de Chueca con forma de pene, porque aquí nadie ha olvidado el furor por los Pollofres en Instagram.
Sí, amigos, hablamos del food porn, término que aparece mencionado por primera vez en 1984, en el libro Deseo femenino de Rosalind Coward, pero que hemos adoptado con pasión tras la llegada de la fotografía instantánea y las redes sociales.
La revolución de los ‘lovetoys’
Más allá de la sugestión del mundo real, a la ecuación donde nos encontramos el sexo también han llegado refuerzos. Personalizados, elegantes y versátiles, así son los juguetes sexuales al frente de esta revolución. Según Technavio, durante el período comprendido entre 2019 y 2023, el tamaño del mercado mundial de juguetes sexuales femeninos crecerá 5.686 millones de euros. Durante la pandemia el aumento del uso de juguetes sexuales ha sido generalizado, y sus ventas crecieron un 50% condicionadas por el miedo al contacto físico por el virus y las limitaciones sociales. Una tendencia que también se ha hecho notar en tiendas eróticas como Amantis, que “ha abierto este año tres establecimientos nuevos y van a seguir abriendo más”, explica Alba García, desde la tienda con la que cuentan en Las Rozas (Madrid).
Existen todo tipo de juguetes sexuales, también ‘veggies’
¿Alguien en la sala que no haya oído hablar del succionador de clítoris? Puede que su nombre no sea el más idóneo, pero con los resultados que garantiza todo queda perdonado. Cuenta con un ejército de seguidoras para las que llegar el climax ya no supone un problema, está al alcance de su mano y les basta con un par de segundos. El Satisfyer Pro 2 es el dispositivo de bienestar sexual más vendido en el mundo, en 2020 se despacharon cuatro millones.
El sexo, vegano y sostenible
Pero hay muchas otras opciones más allá del célebre succionador y dentro del catálogo de asistentes del que presumen marcas como Satisfyer o LELO nos encontramos unos cuantos guiños a la comida. Cuenta Alba que, aunque los succionadores hayan sido el tema de conversación, también se venden mucho “vibradores, rotadores, osciladores, percutores, masajeadores externos, pinzas para parejas…”. Y entre ellos los Veggies; como Zorca, Peppino, Zanna y Chilly, unos vibradores de lo más originales con forma de vegetal. “La idea de la colección surge a raíz de nuestra campaña Sex The Planet, con la que quisimos mostrar todo lo que hacemos por el medio ambiente. Están hechos para aquellas personas que rehúyen de la forma fálica, son una opción muy divertida, discreta y sobre todo ¡potente! Tienen 10 modos de vibración y están fabricados en una silicona médica súper suave”. No sólo estos veggies están creados de forma consciente: “Usamos cuero vegano en nuestros accesorios como esposas, arneses… e ingredientes eco en nuestros lubricantes, que además están fabricados en España”.
Y también son veganos los consejos que comparte la sexóloga White: “Besar con un poco de menta en la boca puede aumentar la experiencia con sensaciones de cosquilleo frío”. Y finaliza con uno sólo apto para valientes: el jengibre pelado, uno de sus favoritos “para incorporar durante el sexo o durante el juego en solitario. Se puede utilizar en los genitales y puede ayudar a estimular el flujo sanguíneo y la excitación sexual. Es un ingrediente maravilloso para añadir a los juegos preliminares e incluso se puede explorar por vía vaginal”. Recomendado usar, como el resto del contenido, bajo la supervisión de un adulto.