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En los próximos meses la Comisión Europea planea decidirse por estandarizar un etiquetado alimentario informativo común para toda la Unión Europea para promover dietas saludables y atajar problemas como la obesidad en la población. Una de las opciones que más papeletas tiene es Nutri-Score, conocido como el semáforo alimenticio porque, a través de un gráfico de cinco colores, indica la calidad nutricional de un producto. Esta etiqueta semáforo ya se está utilizando en establecimientos de países como Bélgica, Francia, Alemania o España.
Desde 2016, es obligatorio incluir la información nutricional en los alimentos, que en general se presenta en forma de tabla. Pero muchas veces dicha información nutricional no es bien comprendida por la población. Por eso, en el reglamento europeo se contempla la opción de facilitar de forma voluntaria la información nutricional mediante otras formas adicionales en el frontal de los envases (se conoce como FOPL). Su objetivo principal es facilitar la utilización y comprensión de la información nutricional obligatoria por parte de los consumidores, favoreciendo las elecciones más saludables. Y Nutri-Score es uno de estos modelos más utilizados en Europa.
Entre la información que proporciona el etiquetado Nutri-Score se indica la calidad nutricional a partir de una cantidad fija de 100 g o ml. Valorados desde la A con color verde, a la E con color rojo. Por ejemplo, las proteínas, la fruta y la verdura o la fibra tienen mejor puntuación. En el lado contrario, los azúcares, las grasas saturadas y la sal dan peor resultado. Lo que hace realmente es hacernos un resumen básico de la tabla nutricional de cada producto. Es decir, lo equilibrado que está, pero no si realmente es sano, si está muy procesado o con aditivos.
Países como Italia están en contra
Por ejemplo, hay alimentos sanos como el aceite de oliva o la mantequilla, que son grasos y, por tanto, tienden a obtener peores valoraciones del Nutri-Score, en comparación con ciertos alimentos ultraprocesados. Esto es lo que ha hecho que países como Italia se muestren en contra de este sistema, por parecerle «engañoso» y penalizar a productos tan cotidianos como el queso o el jamón. El eurodiputado italiano, Herbert Dorfmann, es uno de sus detractores. Entre sus argumentos, explica que ese semáforo alimenticio no cambia según la cantidad que se recomienda para el consumo. «Hay una gran diferencia si comes 50 g de speck o 500 g. Y eso no lo tiene en cuenta el Nutriscore, lo que puede inducir a error al consumidor», alega el político.
Sin embargo, Nutri-Score está respaldado por una amplia evidencia científica y está basado en un algoritmo utilizado ampliamente para la implementación de distintas políticas nutricionales en varios países en el mundo. Muchos opinan que este semáforo alimenticio es recomendable especialmente para comparar alimentos parecidos entre sí y es un sistema eficaz, tal y como explican desde la Organización Europea de Consumidores: «Debe estar codificada por colores, ser obligatoria, basarse en pruebas científicas independientes. Y actualmente Nutriscore es el mejor candidato para una etiqueta nutricional en Europa», según recogió Euronews.
En los próximos meses la Comisión Europea tomará una decisión definitiva. Estaremos atentos para ver qué opción se acaba eligiendo.