Con 69 años y después de hacer miles y miles de tortillas de todos los tipos posibles, Luis Navarro, dueño del famoso Museo de la Tortilla de Zaragoza, cuelga el delantal. El cocinero maño se jubila tras años al frente de su restaurante donde ha dado de comer a cientos de clientes que han visto su museo como una parada obligada en la ciudad de la Virgen del Pilar.
Pero, a diferencia de muchas jubilaciones, este retiro de los fogones será también el punto y final a la historia del Museo de la Tortilla. Ante la falta de un heredero que quiera continuar con el legado de este restaurante, Luis Navarro podría verse obligado a cerrar el local situado en el barrio de la Magdalena.
Aunque la decisión de jubilarse lo ha puesto estos días hasta 2025, cuando cumpla la edad de 70 años. Hasta entonces, Navarro seguirá buscando a alguien que quiera recoger el testigo de un restaurante que lleva activo desde 1988. «Si no consigo traspasar mi negocio, tendremos que bajar la persiana», explicaba Navarro al diario aragonés Heraldo.
Un restaurante mítico conocido en todo el país y que era muy difícil irse de Zaragoza sin probar alguna de las 26 tortillas diferentes que tiene Navarro en su carta. Los sabores van desde la clásica de todas, hasta la rellana de berenjenas, pasando por la de longaniza y la de orejas y cebolla.