El bar es el lugar en el que todo pasa y todo se encuentra. Es esa ‘parroquia’ en la que uno sabe que siempre habrá un hueco esperándole para hacer un alto en el camino, saciar el hambre o la sed, conversar sobre todo y nada, y salir de allí con el alma un poquito más llena.
En uno de estos bares, que es como muchos de los que hemos conocido, comienza la fábula ‘Gitana’. Un lugar único y auténtico que imagina y presenta Cruzcampo en el que hay fichas de dominó sobre la mesa, también tapas de ensaladilla y caracoles que se sirven en vasos de cristal. La barra la preside un tirador de cerámica de La Cartuja de Cruzcampo, donde está Miguel, del Tabanco jerezano Las Banderillas. Un torrente de cerveza helada rompe en el vaso cañón y se comienza a distinguir una capa de espuma. Ese es el tiraje natural de los bares que pueblan nuestro país, donde se habla de la pasión, siempre con mucho acento.
Lugares que tienen siempre las puertas abiertas de par en par para que, quien se adentre en ellos, encuentre eso que anda buscando; como el tiempo, que aquí no se pierde. Y aquí comienza esta fábula que toma a la clásica muñeca flamenca del televisor, todo un icono de la cultura popular de nuestro país, para reflejar en ella ese despertar que la anima a salir a la calle para iniciar un recorrido de reafirmación y de encuentro con los suyos, orgullosa de ser quien es.
Hablar de ‘Gitana’ es hacer también referencia a esa bulería que canta Camarón, “De la Cruzcampo yo no me quito, de la Cruzcampo yo no me aparto”, y que se recupera tres décadas después de su muerte. Sin olvidarse de las claras referencias al universo visual de Carlos Saura, del baile de Triana Ramos, de la música de la banda Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, del vestido de gitana de Leandro Cano de más de 30 kilos o del sabor de la cerveza con más acento; todo ello como un hermoso canto a la autenticidad.
Porque, tras la campaña en la que la propia Lola Flores nos invitaba a sentirnos orgullosos de nuestras raíces, Cruzcampo creyó que era el momento de pasar a la acción y demostrar eso de lo que hablaba La Faraona.
Cruzcampo recomienda el consumo responsable.