A pesar de esto, muchas de sus propiedades y beneficios han sido poco conocidos. Y es que esta legumbre, que suele pasar inadvertida como una guarnición más, tiene las cualidades necesarias para ser protagonista del plato principal en sopas, cremas, menestras, ensaladillas o ensaladas y guisos.
Entre sus propiedades destacan:
Efecto antioxidante y antiinflamatorio. Omega 3, ácidos fenólicos, flavonoides, vitamina C y E y otros componentes que ayudan a prevenir y a aliviar la artritis, artrosis y otras enfermedades musculares.
Protegen el sistema nervioso y benefician el estado de ánimo. Son alimentos ricos en vitaminas del grupo B (por ejemplo, la B1, para que el sistema nervioso se nutra de glucosa, y la B3, con gran cantidad de folato que el organismo transforma en ácido fólico -lo que ayuda a combatir la depresión y el mal humor-).
Fortalecen los huesos y favorecen la regeneración celular. Los guisantes son ricos en calcio, hierro y fósforo. El calcio ayuda a la formación de los huesos, el hierro previene la anemia y el fósforo produce energía corporal. Además, contienen una cantidad elevada de magnesio, lo que les hace adecuados para la renovación celular y, por lo tanto, ayudan a mantener los tejidos corporales en buen estado.
También controlan el colesterol, reduciendo la absorción de grasas saturadas; actúa contra el estreñimiento y regula el transito intestinal por su alto contenido en fibra.
Los adultos deben consumir entre un 10% y un 35% de calorías provenientes de proteínas para mantener el equilibrio alimenticio y la salud, y el consumo desmesurado de cualquier alimento nunca es recomendable (lo poco gusta y lo mucho cansa).
Así que, si quieres empezar a incorporar las perlas verdes a tu dieta, puedes empezar con una ensaladilla rusa, una ensalada o una menestra. Platos sencillos, fáciles de realizar y que gustarán a todo el que los pruebe.