Sentirlo es fácil, contarlo algo más complicado. Y es que la magia del mar Mediterráneo es infinita, un Mare Nostrum que ha unido siempre diferentes culturas, imperios y civilizaciones; un punto de encuentro cultural y comercial que cuenta la historia de los pueblos. Lo conocen en Grecia, Turquía, Italia, sur de Francia y, por supuesto, lo conocemos aquí. En cada costa adquiere un color o un reflejo diferente, pero en todos existe ese espíritu mediterráneo inconfundible de vida ralentizada, de luz y de tiempo al aire libre junto a los otros que tan bien acompaña Aperol Spritz y que tan bien se siente a lo largo de esta ruta.
Una costa de arte y buena comida
En España se despliega desde Cadaqués hasta Algeciras. Sin olvidarnos de las Islas Baleares, claro. Es inspirador, mueve ideas e impulsa la pasión. A orillas del Mediterráneo han nacido grandes artistas como Picasso, Dalí, Miró, Sorolla o Tàpies; se trabaja la artesanía con la rafia, las telas mallorquinas, el vidrio soplado o la cerámica; se le pone melodía con las canciones de Tomatito, Nino Bravo, Love of Lesbian, Silvia Pérez Cruz o Serrat –siempre Serrat–, quien supo hacerle el homenaje más bello y eterno con su canción.
Gracias a este inmenso horizonte se degusta luego el impresionante producto que se come con cubiertos, pero también con las manos: gambas, erizos, sardinas, quisquillas, cigalas, bígaros… Tal es su riqueza que da incluso nombre a la tan aclamada dieta mediterránea, que basa su éxito en las frutas y verduras (ay, esos tomates), en el aceite de oliva (virgen extra, claro), en los frutos secos, cereales y en el abundante pescado. Es también de temporada y cercanía, de reunión y de sobremesa para darle a lo importante la importancia que merece.
El chiringuito, absoluto protagonista de esta ruta
¿Y cómo separar el Mediterráneo del chiringuito? Estos lugares reflejan toda esa magia, historia, riqueza gastronómica y belleza paisajística. Son el paraíso de muchos, que encuentran en ellos el mejor motivo para ir a la playa y otros la excusa para acercarse a la costa. Porque es muy fácil crear recuerdos felices en estos enclaves, ya que tienen todos los ingredientes necesarios para el éxito: un emplazamiento de ensueño, rica comida, poca prisa y bebida refrescante.
Una sed que se calma a golpe de Aperol Spritz, la bebida que pone el color del atardecer en cualquier mesa, sea la hora que sea. Y es que es el trago que acompaña cualquier plan, desde una comida más ligera a modo aperitivo, otra más contundente que se alarga o un snack a media tarde –benditas tardes infinitas del verano–.
Tras abrir el apetito, toca saciarlo y la mejor idea será hacerlo en cualquiera de los chiringuitos que iremos descubriendo los próximos días. Una ruta patrocinada por Aperol Spritz que es puro Mediterráneo y que empieza en Alicante, continúa en Sitges, después pasa por Cadaqués, para, al final, clavar bandera en la costa de Girona. Mañana partimos.