Range Rover Sport es una verdadera delicia para cualquier conductor. Y es que no solo es totalmente personalizable y cuenta con diferentes versiones –gasolina, diésel e híbrido enchufable–, sino que, además, este modelo de la quinta generación de Range Rover está exquisitamente diseñado para ofrecer una respuesta rápida y precisa en cualquier tipo de terreno.
Para conocer aún mejor el menú que forman sus muchas prestaciones, el pasado mes de octubre Range Rover organizaba, junto con Forbes y Tapas, una experiencia única, en la que el mundo del motor se daba la mano con el de la gastronomía y la enología. Este evento contó con la participación de un selecto grupo de directivos, entre los que estaban Carlos Uraga, de Nantek; Ricardo Fraguas, Mirto; Jesús Rodríguez Estrada, de Valum; Paloma Ruiz Azqueta, de ASSUMA; Julio Iranzo, de Avellanar; Toni Vinals, de Nsing TV; Carlos Saiz, de Larrumba; Miguel Garde, de CFG Consultores, y Ángel Piña, de Grupo Emperador.
Para empezar a abrir boca, los ejecutivos realizaban un recorrido por carretera, que les llevaba desde el Hotel Eurostar Madrid Tower hasta Sigüenza. Una vez allí, se dirigieron a la Finca La Cutamilla, donde pudieron “hincarle el diente” al lado 4×4 de este todoterreno, que cuenta con un motor con una potencia inigualable.
Después de este viaje por los sentidos, ofrecido por Range Rover, daba inicio una cata, dirigida por el sumiller de Forbes House, Angelo Altobelli, y realizada en uno de los magníficos salones del Palacete de la finca de 1.200 hectáreas, considerada una Reserva Natural Histórica. En ella, los comensales tuvieron la oportunidad de degustar tres vinos, que les llevaron desde Castilla y León, con Cucú, a tierras madrileñas, con Navaherreros y Valautín. Para terminar, el sumiller pedía a los participantes que apagaran motores para apreciar las notas a gasolina que se desprendían de la cata olfativa del último vino, servido a ciegas: un Riesling alemán, Dr. Loosen.
Después de un ligero cóctel para reponer fuerzas, la chef y propietaria de Finca La Cutamilla, Mara Onsés, sorprendía a los directivos con una propuesta gastronómica, que constaba de una crema de boletus, castañas y foie a la plancha, y un corzo rústico con peras salteadas, lombarda y salsa Cumberlad. El punto dulce a esta magnífica comida, regada por Belondre (Quinta de Apolonia) y La Bruja (Comando G), lo ponía una tarta tatín con crema inglesa.
El broche final lo ofrecía la escuela de conducción de Range Rover, cuyos conductores ofrecieron una clase magistral a los ejecutivos durante el viaje de vuelta. ¿Próximo destino?