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El aceite de oliva virgen extra está a un coste histórico. Según Pool Red, red de precios en origen, el kilo de virgen extra se pagó en septiembre pasado por encima de los ocho euros en Córdoba y Jaén, donde se concentra más del 25% de la producción mundial. Escalada que se produce en el país de mayor consumo de aceites de oliva, un español gasta 11,4 litros al año de media frente a los 7,1 litros del italiano o los 2,1 litros del francés. Una situación que, casi, se vive como una afrenta nacional requiere explicaciones.
¿Qué justifica la escalada en el precio del aceite de oliva?
Preguntamos a Primitivo Fernández, director general de Anierac, Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles, que agrupa al 70% del sector. En su opinión, “las olas de calor y la sequía extrema han tenido como consecuencia una de las peores campañas de producción en lo que va de siglo, de tan solo 663.000 toneladas, la mitad que el año anterior”. A este hecho se suma el incremento en los costes de producción, “no solo para el olivarero, también para los demás eslabones de la cadena”.
¿Qué opinan los agricultores?
Cristóbal Cano, responsable de Olivar y secretario general de UPA Andalucía, explica que encadenar dos cosechas muy malas incrementa el precio del aceite, pero no repercute sobre ellos: “A los olivareros no nos salen las cuentas. Este precio no nos beneficia, ya que no hay cosecha que vender. En realidad, los precios no benefician a nadie, pero al final, como siempre ocurre, son los más débiles de la cadena los que salimos peor parados”.
Rubén Sánchez, secretario general de Facua, nos acerca la postura del consumidor “No tenemos nada que cuestionar al incremento de costes y a las malas cosechas, lo que ocurre es que hay otro factor que provoca el alza de los precios más allá de lo razonable, y es la especulación. Determinados envasadores o cadenas de supermercados, o ambos, han aplicado un incremento al margen, y eso es una ilegalidad porque desde el uno de enero, el Real Decreto-ley que establece la bajada del IVA prohíbe subir márgenes con respecto a la rebaja fiscal”. De hecho, Facua denuncia que la mitad de los alimentos a los que se bajó el IVA ha subido de precio.
¿Hasta cuándo va a seguir subiendo?
Sin duda, es la industria agrupada en Anierac la que dispone de información sobre el comportamiento futuro del precio del aceite de oliva, y las noticias son buenas o malas, según se mire: “La predicción dependerá mucho del clima. Sin embargo, desde el sector creemos que no deberían experimentarse más subidas, ya que oferta y demanda están equilibradas”.
Quizás resulte más esclarecedora la explicación de Rebeca Mella, Consumer Director de Kantar Worldpanel, consultora líder en análisis del gran consumo. Tras recordar las razones multifactoriales que han llevado a esta situación –“tan relevantes como la guerra de Ucrania, la subida generalizada de precios o los factores climáticos”–, Mella, considera que “cuando estos factores vuelvan a la normalidad, el consumidor debería verlo reflejado en el precio. Sin embargo, en esta ocasión son tan profundos e impredecibles, que no podemos aventurar cuándo sucederá”. En conclusión, no sería la primera vez que el consumidor ve como los precios suben como un cohete para caer como una pluma.
¿Alguien se está beneficiando de esta situación?
Una pregunta que levanta opiniones encontradas. Primitivo Fernández niega la mayor, “ningún eslabón de la cadena de valor se está beneficiando”. Sánchez, desde Facua, asegura que se especula: “No tenemos elementos de juicio para valorar en qué fase de la cadena se produce, si son las grandes marcas, las cadenas de supermercados o ambos en igual o diferente porcentaje, pero se especula”. Como demostración, la organización publicó en septiembre un estudio que concluía que la misma marca de aceite de oliva virgen extra costaba hasta el 45% más en función del supermercado donde se compre.
¿Cómo lo afronta el ciudadano?
“La caída en litros no está siendo tan acusada como la escalada de precios”, afirma Mella desde Kantar, “un indicativo de su fortaleza como producto clave en la cesta de la compra de los españoles”. Sin embargo, explica que es un hecho la reducción que están haciendo de su uso al “disminuir las ocasiones de consumo en el último año”. También se cambian los hábitos al llenar el carrito de la compra, “la abarata a través de un cambio de formatos y promociones, que son un refugio ante la inflación”.
El Ministerio de Agricultura estima que por impacto del ahorro, las familias compraron el 12% menos de aceite de oliva que un año atrás, dato referido a abril de 2023. Pero la reacción de los consumidores tiene en los estudios realizados por Facua consecuencias que van más allá de la pérdida del poder adquisitivo: “Consumir menos y sustituirlo por otros productos de menor calidad significa para muchos una devaluación nutricional en su alimentación. El Gobierno debería cumplir con su obligación y actuar ante la especulación, máxime ahora que está prohibido aplicar subida de márgenes”, advierten.
Un producto impagable
El dr. Javier Sánchez Perona, científico del CSIC en el Instituto de la Grasa y autor del blog Malnutridos.com, ahonda en los beneficios y el buen uso del aceite de oliva.
→ Esencial en la dieta mediterránea. “Sin aceite de oliva, no hay dieta Mediterránea, de hecho, es el único alimento que debe formar parte de una dieta para ser considerada mediterránea».
→ Virgen y virgen extra son igualmente sanos: “Para obtener la calificación extra, los aceites de oliva vírgenes tienen que cumplir con una serie de condiciones, entre las cuales no hay ninguna directamente relacionada con la calidad nutricional ni la salud. Es extra cuando tiene una acidez inferior a 0,8, carece de defectos en cata y tiene frutado, aromas que recuerdan a la fruta.
→ Sustitución del aceite de oliva por otros aceites. “Si el consumidor quiere sustituir un aceite de oliva virgen extra que estaba usando para freír, puede elegir uno de oliva común, que contiene exclusiva- mente aceites de oliva refinados y vírgenes, o un aceite de orujo de oliva. En ambos casos, el ahorro es sustancial. Si quiere ahorrar más aún, puede pasarse al girasol alto-oleico o la colza. Y así sucesivamente.
Cuáles son los mejores aceites
En un estudio firmado con la Dra. Ma Victoria Ruiz Méndez, Sánchez Perona establece un sistema de puntuaciones sobre la calidad nutricional de aceites y grasas comestibles. El aceite mejor valorado fue el de oliva virgen con 100 puntos y el peor, el de coco (con 0). Por orden de puntuación, se ubican en segunda posición aceite de lino y orujo de oliva (con 86); en tercera, girasol alto oleico, sésamo y aguacate (82), por encima del maíz (73).
→ Un alimento único. “Los componentes del aceite de oliva a los que los estudios científicos atribuyen efectos favorables para la salud, y en particular del virgen, son el ácido oleico (monoinsaturado omega-9) y compuestos menores con actividad antioxidante, anti-inflamatoria e hipocolesterolemiante, como los polifenoles, tocoferoles, esteroles y triterpenos”.
→ Efectos de una reducción drástica del consumo. “Depende de por qué aceite se sustituya. Todas las personas tenemos que consumir grasas, por tanto, si se reduce el contenido en aceite de oliva, se incrementará en otros aceites o grasas. Si estos son de mala calidad nutricional, puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades metabólicas y especialmente cardiovasculares. Dicho riesgo se reduciría mucho si el aceite de oliva se sustituye por otro aceite de alta calidad nutricional”, apuntan estos especialistas.