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Antes de entrar en materia, cabe recordar los orígenes del ‘golden syrupe‘ y/o el sirope dorado. Éste fue ideado por parte de una de las empresas más antiguas del mundo en la actualidad: Lyle’s Golden Syrup, que empezó a producir un sirope espeso como parte del proceso del refinamiento del azúcar, que acabaría extendiéndose como la pólvora por todo el escenario londinense.
Su alta demanda llevó a que se envasase en un nuevo packaging sellado por un logo creado en 1883, un león entre abejas, que continúa a día de hoy representando el diseño de lo que se bautizaría entonces como el ‘Golden Syrup‘.
Presentado en una icónica lata metálica, llegó a elevarse en la gastronomía global como un esencial de todas las casas británicas: un sirope espeso de color ámbar con una consistencia como la de la miel, fundido con notas de caramelo.
El sirope dorado se conoce asimismo como ‘melaza ligera’: un subproducto del refinado del azúcar que se obtiene a partir de la sacarosa, que es el azúcar de mesa común.