Si comer un sándwich deprisa y corriendo ya puede acarrearnos desventajas para el organismo por la exigencia digestiva que le pedimos a nuestro estómago, no imaginas la de inconvenientes que trae comer de pie estos u otros alimentos.
Cada vez somos más practicantes de comer poco, muchas veces, a la carrera y prácticamente de pie o mientras vamos de una responsabilidad a otra. Y, aunque no lo notemos inmediatamente, los efectos de estos malos hábitos terminan siempre por pasarnos factura.
Las desventajas más serias y aseguradas que nos podemos encontrar si las comidas las realizamos de pie y no guardamos, al menos, 20 minutos del día para realizar cada una de las comidas (al menos las más importantes) son las siguientes:
La principal razón de sufrir en algún momento de nuestra vida una constantes indigestiones o dispepsias disfuncionales es comer de pie. Si no estamos sentados mientras comemos nuestro cuerpo se verá obligado a estar “en alerta” constante y a ir trabajando mientras vamos ingiriendo comida. ¿Resultado? El estómago no puede con tanta cantidad y a tanta velocidad y termina por cortar al digestión o por crear una indigestión, muchas veces aguda.
Otra de las consecuencias que conlleva esta mal hábito es el padecimiento de úlceras estomacales.
Las gastritis son otra causa de comer de pie o permanecer de pie mucho tiempo seguido mientras ingerimos algún alimento.
Además de someter al metabolismo a un ritmo que no puede soportar y hacer que toda esa comida que estamos comiendo se convierta en grasa y notemos un ligero ascenso de peso.
¿Por qué ocurre esto? Porque no dejamos reposar en su sitio a los ácidos del estómago.
Así que ya sabes, regálate un poco de tiempo para ti y tu estómago. Te lo agradecerán.