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Este año en París se radicalizarán de alguna forma las reglas del juego, limitando el consumo de fast food que alimentaría a Usain Bolt mientras participó en los Juegos Olímpicos de Pekín. Por no hablar de los de Londres, en los que el 20% de comidas vendidas en la Villa procedieron de McDonald’s.
Sin embargo, para esta nueva edición, los atletas olímpicos deberán seguir una dieta estricta basada en comidas nutritivas que ha dictado el jefe de alimentación de la Villa Olímpica, Philipp Würz. En este sentido, no podrán saltarse las reglas, debiendo permanecer en la aldea desde cinco días antes hasta dos días después del evento.
La compañía ha estado trabajando para diseñar el menú olímpico perfecto de la mano de varios chefs con estrella Michelin. Una de las especialidades de la maison, creada por la chef Amandine Chaignot, será un croissant cubierto con un huevo escalfado, salseado con crema de alcachofas y adornado con queso de oveja rallado y trufas. También habrá baguettes recién horneadas (unas 800 al día), además de bollería francesa, quesos y carnes locales.
También abundarán los alimentos vegetales, que representarán gran parte del menú. No obstante, habrá algunos platos de comida rápida, como perritos calientes y hamburguesas; aunque también en versión vegetal, como los nuggets de soja.
Además, los chefs han decidido cumplir el deseo de los atletas con peticiones como el kimchi por parte de la delegación coreana o la leche malteada MIlo para los australianos. A los británicos les ofrecerán gachas de avena como alternativa al desayuno continental a base de cruasanes y café con leche.