La leyenda cuenta que Carlos Gardel nació en Toulouse allá por 1890, y dos años después su madre emigró a Buenos Aires, donde el artista punteó la historia del tango. En cinco ocasiones volvió a la animada ‘Ciudad Rosa’, conocida así por el color que matiza sus construcciones de ladrillo al atardecer, seguramente enamorado de sus quesos y sus buenos vinos. Así que organízate bien, porque entre paseo y paseo haremos unas cuantas paradas en los alrededores del río Garona y el Capitolio.
Lo sentimos, la Ciudad del Espacio la dejamos para otro n de semana más largo.
Qué comer y qué beber en 24 horas en Toulouse
08:00 DESAYUNO
Arrancamos. en Toulouse se vive despacio y se disfruta en la calle y la mejor forma de comenzar el día es alrededor de una mesa. La Fiancée (54 rue peyrolières) es un pequeño local con encanto que ofrece viennoiserie recién hecha y un brunch con huevos pochados al que no debemos perder de vista. lo descubrirás porque la gente se agolpa en su escaparate. No muy lejos, se encuentra le Petit Magre (4 rue baronie) que promete gofres y una extensa variedad de té. para los que decidan que el día empieza más tarde, Bapz (13 rue de la bourse) espera con sus quiches saladas a partir del mediodía.
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09:00 DE PLAZA EN PLAZA
San Francisco de Quito (su nombre oficial) es famosa por contar con el conjunto histórico arquitectónico colonial más grande y mejor conservado de todo el continente americano: la plaza de San Francisco (y su iglesia), la plaza de Santo Domingo (y su iglesia), la iglesia de la compañía y sus columnas decoradas con láminas de pan de oro o la plaza de la independencia –o “Plaza Grande”– donde se encuentran la catedral, el palacio Arzobispal, el ayuntamiento y el palacio de Carondelet (sede del gobierno y residencia oficial del presidente de la república).
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12:00 COMIDA
La comida llega puntual al mediodía. Ma Biche Sur Le Toit (4-8 Rue du Lieutenant Colonel Pélissier) brinda, de día y de noche, suculentos platos de la mano del chef Michel Sarran maridados con una amable vista panorámica de la ciudad. con una estrella Michelin, Py-r – 19 (descente de la halle aux poissons) ofrece una experiencia llena de sabores. perderse los raviolis con mascarpone es un pecado difícil de perdonar. Les p’tits Fayots (8 rue de l’Esquile) suele estar muy concurrido por los tolosanos, así que la reserva es imprescindible para asegurarse una buena mesa.
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16:00 VIOLETAS Y QUESOS
Si buscas un remanso de paz, el Convento de los Jacobinos es el mejor rincón para dejar reposar mente y estómago. Su columna estrellada de once brazos, conocida como ‘la palmera’, y el claustro merecen la parada. La or de violeta tiene su mayor exponente en Toulouse en febrero, que celebra su propio festival. durante el resto del año, en la pequeña barca de La maison de la violette, se encuentran todo tipo de productos alrededor de la or. Si lo tuyo son los quesos, Xavier Fromager Af neur ofrece, a partir de las ocho, Soirées “Fromages et Vins” para degustar lo mejor de la casa.
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19:00 CENA
Todo una institución en la ciudad, el chef Thomas Vonderscher dirige Le Cénacle (46 Rue des Couteliers). En sus fogones se exaltan los productos locales con atrevidas técnicas. Es obligado que su foie al pastel de violeta esté en la comanda. Le Bibent (5 Place du Capitole), un espacio del siglo XIX reconvertido en una brasserie, será el lugar elegido para probar el cassoulet, plato original de la región. Situado en una antigua bodega, Les Caves de la Maréchale (3 Rue Jules Chalande) acertarás si pides los Aiguillette de canard y terminas con su tarta de chocolate blanco.
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21:00 ¿Y DESPUÉS?
N°5 Wine bar (5 rue de la Bourse) es considerado uno de los mejores bares de vino del mundo donde ofrecen 300 vinos por copa y 3.200 vinos diferentes en botellas. Fat Cat (4 Rue de Rémusat) es otra opción interesante con una amplia carta de combinados. Antes de que el sueño te atrape, pasea por el pont Neuf y las orillas del Garona, será la despedida perfecta antes de llegar al Grand Hôtel de l’Opéra, un antiguo convento delicadamente restaurado en plena Plaza del Capitolio. La Cour des Consuls Hotel & spa Toulouse, en el histórico distrito de Carmes, será el elegido para los que hayan disfrutado de la cena en Le Cenacle.