Que no cunda el pánico. No se trata de un vino elaborado con marihuana, pero sí un vino con cannabidiol, extraído del cáñamo y procedente de la planta cannabis sativa L. Un conjunto de palabras que viene a decir que, aunque se elabore a partir de la planta de la marihuana, no tiene contenido adictivo porque el cannabidiol es una sustancia diferente a la molécula THC, la responsable en última instancia del efecto psicoactivo del cannabis. Así que podemos tomar este vino sin miedo a estar cometiendo un acto vandálico fuera de los márgenes de la ley.
Cannawine ha llegado al mercado para revolucionar, de alguna manera, la forma habitual de consumir vino: siempre tinto, rosado o blanco con las mismas notas de degustación y con aromas muy similares.
Según informa su propia web, este vino catalán, con uva 50% garnacha y 50% cariñena, cultivadas en Delta del Ebro por el enólogo Pau Albó, tiene 14’5 grados de alcohol y es una vino diferente a cualquier otro presente en el mercado.
Estamos ante un vino de color rojo cereza, de capa media y muy intenso en paladar, con aromas florales y a hierbas aromáticas. Su entrada a boca es golosa y su paso ancho lo hace con estructura. El regusto que deja este vino es tentador, atractivo y cautivador, por lo que tomarlo frío hace que la experiencia sea más inolvidable.
Podemos encontrarlo en varias tiendas cannábicas de España y en su propia web por 15-16 euros. La experiencia de tomar un vino diferente merece la pena y su precio, más.