El chocolate blanco tiene tantos amigos como enemigos. Que si no es chocolate de verdad, que si está buenísimo y mejor que el negro. Un mundo de posibilidades se abre ante nosotros cuando hablamos de chocolate y, sobre todo, cuando se trata de preparar una receta con este alimento como ingrediente principal de un postre. Esta vez nos aventuramos con un a mousse, algo clásico, pero con chocolate blanco.
Ingredientes:
- 125g de chocolate blanco.
- 60g de mantequilla.
- 1 cucharada de gelatina sin sabor.
- 15ml de ron.
- 4 huevos.
- 20ml de leche/nata.
Preparación:
Primero derretimos el chocolate blanco al baño María y no al microondas porque conseguiremos que se nos queme el chocolate en el fondo del cuenco.
Mientras esperamos a que el chocolate se derrita, nos llevará de dos a cuatro minutos, vamos hidratando la gelatina en agua caliente, hasta que se disuelva en su totalidad y después añadimos el ron sin parar de remover para fusionar bien la mezcla.
Lo mismo hacemos con la mantequilla: la añadimos al fuego donde tenemos el chocolate blanco derritiéndose y removemos bien para mezclar ambos ingredientes.
Separamos las yemas de los cuatro huevos de sus claras y las batimos por separado. Las cuatro yemas, ya batidas, irán al chocolate blanco mientras que las claras de los huevos se batirán junto con la nata o la leche a punto de nieve.
Después, mezclamos los ingredientes montados a punto de nieve con la mezcla del chocolate pero con sumo cuidado para que no pierda aire la casi mousse.
Y después incorporamos la mezcla de ron y gelatina al resto del proceso y ya tenemos la base preparada para dar forma y nombre a la mousse.
Sólo tenemos que verter esa mousse líquida en tarros individuales y ponerlos a enfriar durante, mínimo, un par de horas. Sólo retiraremos y serviremos cuando la mousse haya cuajado
Podemos servir esta mousse es sus tarros individuales o sobre una base de galleta de chocolate negro, barquillos o cualquier soporte que nos guste.