Tienes hambre y sientes cómo el mal humor se incrementa a la par que aumenta el sonido de tus tripas. Pero, ¿por qué sucede esto? El culpable es el azúcar y las hormonas que lo controlan.
Todos hemos sufrido (o hemos conocido a alguien) que se pone de un humor irascible cuando tiene ganas de comer. Puede parecer un tema sin importancia, pero esta cuestión ha cogido tanta popularidad que, en la lengua inglesa, ya existe un término para definir esta sensación. Se trata de la palabra ‘hangry’ (hungry + angry) y se refiere al mal humor provocado por el hambre.
La culpa la tiene la glucosa, el azúcar en sangre. El nivel de glucosa indica lo alimentados que estamos. Cuando baja, nos entra hambre, por lo que tenemos que comer para volver a subirlo. Si no lo hacemos, nuestro cerebro manda liberar unas hormonas para contrarrestar esta falta de azúcar. Esas hormonas son conocidas como hormonas del estrés y se liberan en situaciones que nuestro cuerpo considera peligrosas.
Esto significa que nos ponemos de mal humor cuando tenemos hambre por varios motivos. Primero, porque tenemos los niveles de glucosa bajos y eso hace que nuestro cerebro no funcione (del todo) correctamente. Y segundo, y como consecuencia de lo anterior, por la liberación de las hormonas del estrés para contrarrestar esa falta de azúcar.
Así que, después de conocer los motivos por los que te pones de tan mal humor cuando tienes hambre, mejor vamos a comer algo y lo evitamos.