Vaya por delante. El cocinero del año es mi santa madre. No es el de este año, es el de este y el del año que viene. Ustedes lo comprenderán. Cualquiera firmaría la boutade anterior. Escrito lo cual, que me permite acudir cuando quiera al amor de sus fogones, me gustaría explicar que elegimos este año el Tapas Chef of the Year con la intención de brindar la posición conseguida por la revista a divulgar el disfrute por la vida, en forma de aventura gastronómica.
A Paco Morales le toca el honor y la responsabilidad de haber sido el primero de un galardón al que espero acudir cuando me tenga que apoyar en una cachaba y le pida al maître platos que mis dientes puedan masticar.
Es un galardón con vocación internacional como lo es esta revista, que se edita desde Madrid para todo el mundo en castellano y en inglés con una distribución mundial. En esta primera ocasión ejercí mi posición preferente de editor y director para defender que el primer galardonado debía ser un tipo de los de aquí, de los que saben lo jodido que es emprender, de esos a los que la palabra abajo no les asusta.
Mi mas profunda enhorabuena a Paco Morales (36), ganador de esta primera edición del premio, y a ustedes les convido a que se planten en la maravillosa Córdoba con la mujer que amen, con el amigo al que nunca le dicen te quiero porque es varón como usted, con ese hijo que heredó sus gestos, o con su madre. Ya, ya sé que su madre cocina mejor que Paco, pero su madre no se puede presentar a este premio, porque de ganarlo alguien, lo haría la mía.
ANDRÉS RODRÍGUEZ
Editor y Director de Tapas