¿Eres de los que se queja de la falta de sabor y olor en las verduras y frutas y lo comparas con los alimentos recogidos directamente de la huerta? Presta atención a esta información.
Este tomate no sabe a tomate. ¿Cuántas veces habremos pronunciado esta sentencia tan demoledora para los pobres tomates que están en la encimera de la cocina? Más de las que recordamos. Y es que no siempre la falta de sabor y olor tiene que ver con el uso de pesticidas. A veces, con pequeños gestos del día a día, como los que te exponemos a continuación.
No guardes (nunca) los tomates en el frigorífico
Sí, una de las primeras razones por las que los tomates pierden ese olor y gusto a tomate es su excesiva refrigeración. Tienen que estar a temperatura ambiente, en lugares frescos, pero no en la nevera porque estos compuestos volátiles del tomate, olor y sabor, se pierden cuando están sometidos a bajas temperaturas.
No guardes (nunca) los tomates en el frigorífico
Cuando metemos los tomates en la nevera cortamos de raíz su maduración y dejan de seguir madurando y, por tanto, dejan de acumular estos compuestos volátiles de los que hablamos.
No guardes (nunca) los tomates en el frigorífico
Además, los compuestos nutricionales, como minerales y vitaminas, reducen su porcentaje, así que es posible que también nos comamos un tomate sin sabor ni olor y sin valor nutricional.
No guardes (nunca) los tomates en el frigorífico
El frío sólo hace que las reservas de este alimentos se degraden consiguiendo incluso que el tomate sea totalmente insípido.
No guardes (nunca) los tomates en el frigorífico
La único excepción hay que hacerla con las salsas que contengan este ingrediente porque en ellas ya no hay compuestos volátiles.