En el mundo de los enólogos también existen las estrellas; Nicolas Audebert (Toulon, Francia, 1975) sabe bien que él es una de ellas… y le gusta. La verdad es que, siendo justos, currículum tiene de sobra para presumir. Tras dos años en Terrazas de los Andes, en los que comenzó a aprender su más que correcto castellano con acento argentino y se aficionó de manera desmesurada al polo, en 2002 regresó a Francia para trabajar en las maisons de Champagne pertenecientes al grupo LVMH (Moët & Chandon, Krug, Veuve Clicquot). Pero fue de nuevo en Argentina, en su regreso a Terrazas de Andes y especialmente con su trabajo en Cheval des Andes desde 2006 a 2014, cuando su trabajo fue reconocido mundialmente.
Tras confirmar hace un par de años su regreso a Francia –¿será el definitivo? Él cree que no– para trabajar en Château Canon y Château Rauzan-Ségla, algunos se extrañaron, pero la verdad es que este ‘fichaje estrella’ tiene todo sentido para ambas partes. Por un lado, las bodegas pertenecen a los hermanos Wertheimer (propietarios de Chanel, quienes también acaban de adquirir St. Supéry en el californiano Valle de Napa), y Audebert ya sabe bien lo que es trabajar para una firma del sector del lujo, “donde la creatividad y la excelencia deben ir de la mano siempre en todos sus negocios”, una manera de expresar elegantemente que es muy consciente de la presión extra y la exigencia que ello conlleva. Por el otro, las ventajas para él son indudables: ambos châteaux, situados en St. Emilion y Margaux respectivamente, lo tienen todo para ascender a la élite de Burdeos, y gracias a sus nuevos jefes Audebert va a contar con los recursos y el tiempo necesario para lograrlo. Quién sabe, si todo va bien, a lo mejor Napa puede ser su siguiente destino. “Curiosamente, estuve a punto de aceptar una oferta allí antes de volver”, reconoce mientras saca a relucir su estudiada media sonrisa de seductor. “Pero, al igual que con el vino, mejor no correr demasiado, ¿verdad?”.