Aunque ahora te cueste creerlo, hubo un tiempo en nuestro país en el que muy pocos sabían lo que era un podcast. Y se contaban con los dedos de una mano a los que tenían la osadía de experimentar con él allá por 2017. Molo Cebrián (Valladolid, 1978) fue uno de ellos. Decidió abandonar la radio después de militar durante más de 15 años en algunas de las cadenas más escuchadas a nivel nacional y ahora, gracias a Entiende tu mente o Saliendo del círculo, es uno de nuestros grandes referentes cuando hablamos de este formato de audio que, sin duda, ha venido para quedarse.
Eres el responsable del podcast de psicología en español más escuchado en todo el mundo. ¿Cómo se consigue esto?
La verdad es que se consigue sin buscarlo. Cuando junté a Mónica González y Luis Muiño les dije que, si éramos capaces de hacer un buen contenido, podíamos ser el podcast de psicología más escuchado en España. Pero nunca pensé que íbamos a tener tantos oyentes en México, Colombia y Latinoamérica en general. Me parece increíble que hayamos podido crecer tanto. Si me preguntas cuál es el secreto, te diré que hemos hecho en todo momento lo que nos salía del corazón, sin estar pendientes de los datos. Y esto es algo que la audiencia, que es muy lista, valora cada vez más.
Y te picó tanto la curiosidad por el mundo de la psicología que te matriculaste en la carrera.
De hecho empecé a estudiar Psicología un año antes de arrancar con Entiende tu mente. Pero en realidad es algo que me ha gustado mucho desde siempre y, en algunos momentos de mi vida, he recurrido a la terapia. Me gustó tanto que sentí que quería conocer ese mundo más en profundidad. Y poco después de
empezar con la carrera se me ocurrió la idea de hacer un podcast con mucho rigor pero que, al mismo tiempo, fuera breve y entretenido. Reuní al mejor equipo posible y nos lanzamos.
Antes del Molo podcaster existió otro Molo que dejó su huella en emisoras como Kiss FM, Cadena 100 o Los 40. ¿Qué te llevó a abandonar la radio convencional?
Dejé la radio porque me sentía muy encorsetado y necesitaba libertad. Y a pesar de que disfruté mucho haciendo programas o retransmisiones de eventos importantes, había otras muchas cosas que no me gustaban. No obstante, le estoy muy agradecido a todas esas cadenas, me dieron mucho, al igual que todos los compañeros de micro que he tenido, que han sido mis maestros. Lo que ocurre es que, cuando dejas de sentir pasión por algo tan vocacional y que te ha hecho ser tan feliz, es durísimo tener que dar ese paso. Pero hay veces en las que hay que escuchar a tu cuerpo, y en ese momento me pedía que saliera de allí.
Y ahora que lo ves desde la barrera, ¿crees que la radio se está sabiendo adaptar a los nuevos tiempos? Muchos han vaticinado su fin de aquí a unos años.
La radio entendida como comunicación en directo es algo mágico. Y esto creo que seguirá existiendo, lo que no tengo tan claro es el medio. ¿Será a través de la FM? ¿De internet? Yo, por ejemplo, tengo altavoces inteligentes por toda la casa, y lo único que escucho en directo son los partidos del Real Valladolid [risas]. Pero si fuera directivo de una radio tendría muy en cuenta la forma de consumo, en lugar de estar tan preocupado por defender los postes de frecuencia modulada.
Volviendo al tema podcast. Hoy en día parece que cualquiera puede tener uno. ¿Esto es bueno o malo para los que os dedicáis de forma profesional a esto?
A mí me parece perfecto, en realidad no estamos inventando nada. Todo esto no es más que una evolución natural de lo que en su momento fueron los blogs. Antiguamente, un periodista sólo podía escribir en prensa y, de repente, tenías una herramienta para escribir de lo que te diera la gana. Hubo un tiempo en el que todo el mundo tenía, al menos, un blog. Luego vimos que el 90% de ellos se abandonaban después del primer año de vida, y eso es justamente lo que está ocurriendo ahora con los podcasts. Lo bueno de ambos formatos es que la curación de contenido la hace la gente, no un editor. Y eso es maravilloso.
En su día también pusiste voz a muchas marcas y creo que el mundo de la publicidad también sigue muy alejado de lo que podemos considerar un modo de vida zen. ¿Por qué cuesta tanto ser feliz dentro de una redacción o en una agencia?
Cuando me preguntan si el día de mañana, cuando haya acabado la carrera de Psicología, voy a ejercer, siempre respondo lo mismo. A mí me gustaría focalizarme en personas que trabajan en el mundo de la comunicación. Es un sector muy frustrante porque generalmente tienes la aspiración de llegar alto para que tu mensaje llegue a muchas personas y que, además, eso vaya acompañado de una buena calidad de vida. Y eso sólo lo consiguen las cuatro estrellas que están en la cima. El resto ni siquiera tiene aseguradas sus necesidades básicas.
Tu giro profesional además coincidió con un cambio de residencia. Dejabas la gran ciudad en busca de un ambiente más tranquilo. ¿Cómo ha cambiado tu vida desde entonces?
No sé cómo vivirán Mark Zuckerberg o Jeff Bezos pero no creo que vivan mejor que yo [risas]. Tengo todo lo que valoro: tiempo, un entorno que me gusta para salir a andar o a correr, amor… ¡Lo único que pido es tener salud! También te digo que todo en la vida son valles y cimas, y en este mismo ambiente que te describo las he pasado canutas por temas personales.
¿Un plato con el que disfrutes a lo grande y que podrías comer todos los días de la semana?
Te podría decir que estos chipirones rellenos de puerro y de sus patitas que estamos comiendo, que están espectaculares. Pero soy castellano y ahora mismo me estoy acordando de cuando de niño nos llevaban a visitar unas bodegas que había en Valladolid. Tengo muy buenos recuerdos de la sopa de ajo y las chuletillas de cordero. Y si lo tuviéramos que acompañar con un vino, sería un tinto de Elías Mora. Aunque ahora me cuido bastante, disfruto mucho de las verduras, estoy en un plan bastante healthy.
Por último, ¿te gusta meterte en la cocina o, como buen comunicador, terminas recurriendo al delivery?
Ahora cocino, pero tengo que reconocer que los años que estuve viviendo en Madrid comía fatal. Y precisamente esto es algo que promovemos mucho desde Entiende tu mente. Comer bien es parte del autocuidado, por eso me cocino todos los días. Aunque no soy un gran chef, no te voy a engañar. Eso sí, hago unos desayunos brutales. Me gusta mucho, por ejemplo, el porridge con leche de avena, cacao, pasas, frutos secos… ¡Igual me lleva 40 minutos prepararlo! [risas].