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La 36ª edición del Salón Gourmets es un no parar de actividades gastronómicas. Ahora ha sido el turno del primer Campeonato Mundial de Escanciado de Sidra Asturiana, un galardón que los amantes de esta bebida han seguido muy de cerca. Para decidirlo, un jurado compuesto por expertos del sector y críticos gastronómicos ha valorado aspectos como la técnica, el estilo, la velocidad y la limpieza a la hora de escanciar una sidra. En esta ocasión, Wilkin Aquiles Bautista Mendosa, de la Sidrería Avenida en Gijón ha sido nombrado como Mejor Escanciador del Mundo de Sidra Asturiana.
Por un lado, el jurado ha valorado el machaque y la entrega del vaso. A continuación, el jurado número dos se ha fijado en la botella y el vaso. Y, por último, el jurado número tres ha tenido en cuenta la postura a la hora de escanciar la sidra. Por detrás de Wilkin, ha quedado en segundo lugar Yonatan Trabanco García, de Los Portales de Jaminón en Pola de Siero (Asturias). Y completando el podio, Gabriel Alexander Nina Lluveres de la Sidrería Tierra Astur, en Oviedo.
El escanciado, todo un arte
La sidra asturiana es un símbolo de identidad de la región, y la manzana uno de sus frutos más característicos. Hay 76 variedades procedentes de manzanos de sidra cultivadas en Asturias y todas de gran calidad. Junto la habilidad y precisión a la hora de servirla, hacen que esta técnica sea famosa en todo el mundo.
La técnica del escanciado o “la intención de simular la acción de espichar el tonel en el llagar” propicia el despertar del carbónico, lo que lleva a que la sidra alcance la máxima frescura de su sabor. Para que se haga correctamente, el escanciador debe adoptar una postura recta, con la botella por encima de la cabeza y el vaso inclinado debajo de la cintura, en el centro del cuerpo, de manera que el chorro debe caer recto y al borde del vaso. El “culete” resultante debe contener en torno a los 100 ml y debe beberse inmediatamente después de servirse para disfrutar del sabor de las burbujas que han sido vitalizadas gracias al escanciado. ¡Chín chín!