Delfí Sanahuja es el director técnico y enólogo de Bodegas Perelada, referentes de la D.O. Empordà. Nombrado Enólogo de Prestigio en 2024 por la Associació Catalana Enòlegs, reconoce que lo que le emo- ciona es la conexión entre la tierra, el vino y las personas.
¿Cómo y cuándo te nació esta vocación?
Mi vocación nació casi por casualidad, durante una vendimia cerca de Valls, mi pueblo natal, con la idea de compararme una motocicleta. Allí descubrí el mundo del vino y me cautivó la labor del enólogo, lo que me llevó a estudiar enología en la Universitat Rovira i Virgili. Tras mis primeras prácticas en 1992, un amigo me habló de Perelada, y desde entonces mi vida profesional ha estado ligada a esta bodega. Conecté desde el inicio con la visión de Javier Suqué, copropietario y presidente del Grup Perelada, compartiendo el objetivo de construir un futuro basado en la excelencia. En más de 30 años, he contribuido al desarrollo de una marca que apuesta por la sostenibilidad, la innovación y la calidad. Trabajar en Perelada me ha permitido enfrentar desafíos, experimentar y crear vinos únicos junto a un equipo comprometido y una familia que siempre ha confiado en nuestro proyecto.
¿Qué es lo que hace única a la D.O. Empordà?
Es un territorio con una tradición vinícola milenaria que se remonta al siglo VI a.C., cuando los griegos introdujeron el cultivo de la vid en la región. A pesar de ser una de las áreas vinícolas más pequeñas de España, su diversidad y el clima mediterráneo favorecen la producción de uvas con gran personalidad. Destaca por su variedad de suelos (pizarra, arcilla, arena, grava y terrenos fluviales) y tramontana, un viento característico que sopla más de 60 días al año, protege las viñas de enfermedades, fomenta raíces profundas y ayuda a la adaptación al estrés hídrico.
¿Cuáles consideras que han sido los hitos en estos más de 30 años?
Uno de ellos ha sido la plantación de la finca Garbet, que considero uno de «los paisajes vitícolas más espectaculares del mundo». Otro, la creación de los vinos experimentales únicos, como la línea ExEx (Experiencias Excepcionales), que nos han permitido estudiar la influencia de la madurez de la uva, el terroir y el comportamiento de diferentes variedades. También la consolidación de medidas de sostenibilidad, como la reutilización del agua para el riego o la reciente entrada en el top 50 de las bodegas más admiradas del mundo (World’s Most Admired Wine Brands) y en los 100 mejores destinos vinícolas (World’s Best Vineyards).
¿Cuáles son los retos en el mundo de la viticultura?
El cambio climático es, sin duda, uno de los grandes desafíos. La D.O. Empordà está trabajando para adaptarse con prácticas responsables como la transición a métodos ecológicos, mínima intervención y selección de variedades más resilientes. Uno de los recursos clave es el agua, el nuevo «oro líquido de la agricultura». No se trata de producir más cantidad de uvas, sino de asegurar la supervivencia de las viñas, estabilizar la calidad y garantizar producciones más regulares. Recomiéndanos un vino y un plato para dar la bienvenida al 2025. El vino, Finca Garbet, la máxima expresión del paisaje mediterráneo. El plato, un mar y montaña típico del Empordà, el pollo con cigalas.