Su Adelina Sbaratti de ‘ayer, hoy y mañana’ sirvió para que el mundo entero soñase con tener una ‘mamma’ italiana.
Cuando a Sophia Loren le tocó ser la maggiorata por excelencia, la bandera de la voluptuosidad alla italiana, aceptó el sambenito con los brazos en jarras y el escote al dente, lo cual solo sirvió para apuntalar el mito; aquí paz y después Loren. Vale que estaban la Cardinale, más pop; la Pampanini, más pimpampum; la Lollobrigida, tan serie B; o la Vitti, esa hipster de rubio salvaje. Y vale que todas eran un poco maggioratas por exigencias del guión, pero nada supera a lo que provocó la Loren con su papel de Adelina Sbaratti en Ayer, hoy y mañana (1963), película que en realidad son tres y en la que ella y Mastroianni (dirigidos por la mano mágica de Vittorio de Sica), daban vida a diferentes parejas de la Italia de la época. Para la primera historia, la del matrimonio Sbaratti, el guionista Eduardo de Filippose inspiró en la historia real de Concetta Muccardi, una contrabandista de tabaco napolitana que, para evitar el peso de la ley (y del traje a rayas), decidió quedarse embarazada hasta en 19 ocasiones. Concetta, que acabó entre rejas incapaz de alterar el reloj biológico y falleció en 2001 (cajetilla de tabaco en mano), no era ni de lejos tan apabullante como Loren… pero quién se acuerda ya. La actriz, napolitana con más fuego que el Vesubio en hora punta, entendió a la perfección su rol: mandilón, cuchara de palo, cacerolas rebosantes de spaghetti y mirada de tú qué miras. Además, en la tercera parte del filme tocó el striptease, aquel mítico con lanzamiento de media incluido. O sea: más leña al fuego tras el borbotón de los pucheros. Más Loren.