¿Cómo podríamos satisfacer las necesidades de un quesero empedernido al que han vetado gran parte de las variedades de este gran acompañante de desayunos, comidas, y cenas? Pues bien, con esta pregunta, que en un principio puede parecer un tanto compleja a la hora de dar una solución exacta, Juan Carlos Rodríguez y Alfonso García (dos expertos en alimentación animal) comenzaron Lodyn.
Un proyecto de lo más innovador cuyo objetivo era influir en la calidad de la leche producida por animales (principalmente ovejas, cabras y vacas de leche) a través de su alimentación para así obtener una leche sin necesidad de manipularla posteriormente.
¿El resultado de este trabajo? Un queso puro de cabra con Omega 3 producido de forma natural por el animal, semicurado, de textura compacta y cremosa, con un sabor suave y un bajo contenido en ácidos grasos saturados y alto en poliinsaturados. Un producto acreditado con el sello del comité científico de la Fundación del corazón, apoyado por el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), el CSIS (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y avalado por un ensayo clínico del Hospital Universitario de La Paz que comprobó la mejora del perfil lipídico en pacientes con colesterol y la optimización de la densidad mineral ósea (teniendo en cuenta que en las dietas de adelgazamiento y en los pacientes con colesterol, la ingesta de lácteos es mínima).
Parece evidente que si grandes empresas no han desarrollado un queso de características parecidas pero añadiendo aceite de pescado o aceites vegetales, es, quizá, porque el resultado sería el de un queso un tanto artificial, explican los responsables de Lodyn.
Y es que si en un principio este ambiciosos proyecto se iniciaba con el propósito de diferenciarse del resto de actividades del sector, en el que prima la manipulación de los productos, en la actualidad encontramos una nueva y saludable forma de poder degustar uno de los manjares más consumidos y ricos de nuestro país.