Si no te has familiarizado con este término que tan de moda está entre los más aficionadas a la comida, ve buscando información. O mejor, léenos y aprende con nosotros todo lo que tienes que saber sobre esta tendencia gastronómica.
El flexiterianismo es la corriente gastronómica que más va a dar que hablar por su práctico funcionalismo: el cuidado de una alimentación sana sin renunciar a los sabores y platos que toda buena mesa lleva consigo. Esto es, un vegetarianismo flexible que sólo unas pocas veces a la semana permite comer carne y pescado.
Pero si esto ya lo sabías o lo intuías por el juego de palabras del término, puede que te falte por saber algún que otro consejo para hacerlo bien o para terminar de entender en qué consiste esta nueva moda de comer.
Sólo un 20% de la ingesta semanal puede estar compuesta por alimento de origen animal, como carnes, pescado o huevos.
Una manera de comer que genera desconcierto entre los más afines al vegetarianismo y que, aunque parezca muy moderna, el concepto se acuñó en 1992 cuando la periodista Linda Anthony habló de ello en la Austin American Statesman, informando de la existencia de una restaurante que ofrecía platos vegetarianos, con cereales y legumbres, y una mínima variedad de opciones de alimentos de origen animal.
La duda que más se pronuncia es si el flexiterianismo es lo mismo que el semivegetarianismo, y la respuesta es positiva. Todo lo que sea salirse de la norma que marca la tendencia más asentada y consumir alimentos que no son permitidos pueden abarcarse en estos términos.
Y según los médicos esta dieta tiene un sinfín de ventajas, entre las que destaca el correcto equilibrio del cuerpo: depuración del organismo a través de las verduras que hay que consumir y el sustento proteico justo y necesario de las mínimas raciones de carne animal.
Esta dieta promueve que los vegetales sean el plato principal y la carne y el pescado la guarnición y no al revés.