Reportajes

Lentejas + conexión creativa: así son los encuentros clandestinos que organiza Cristina en su casa

Entrevistamos a la artífice de este proyecto que reúne en sus mesas desde ciberespías hasta artistas o políticos.

Su casa es el escenario sobre el que se desarrolla toda la experiencia. Su mesa el punto de encuentro en el que personas apasionadas de diferentes campos comparten visiones e ideas de manera libre. Cristina García Bajo, también conocida como @crispulentejas, es la artífice de todo ello. La ideóloga de un proyecto clandestino que nació hace unos años con el objetivo de iluminar la oscuridad post-pandémica.

La fórmula que sigue es la siguiente: invita a su casa a un elenco de personalidades desconocidas entre sí, que aportan interés en sus áreas de opinión o son reconocidos por algo en concreto. Desde directores de cine nominados a los Oscars, hasta bailarinas profesionales, escritores o políticos: todos ellos se reúnen con una copa en mano para compartir realidades y visiones con las que conectar y aprender, mientras degustan un delicioso plato de lentejas.

‘Desde aquí, quiero reinvindicar el papel de las lentejas. Es un plato tradicional español buenísimo que permite mucha innovación y versatilidad [… ] Hay que recuperar las lentejas y sacarlas del ostracismo al que les tienen sometidos en los menús del día‘, reclama García.

Tras las veladas, ‘Las Lentejas de Crispu traslada a la esfera virtual los debates que han tenido en la mesa. En su perfil de Instagram comparte la lista de los invitados y los temas tratados, las recomendaciones de obras o libros para que su comunidad pueda ser partícipe de ello.

La ilusio´n de vivir algo nuevo

Las Lentejas de Crispu nació hace 4 años. ‘Nació en la post-pandemia, cuando todavía estábamos en un periodo gris. Un día, tomando un vino con mis padres en una terraza, intentamos buscar algo positivo pensando cómo sería la vida cuando esto acabara. De alguna forma, esta situación nos estaba devolviendo la sensación de vivir algo nuevo, esa ilusión, tan propia de la adolescencia y que en la edad adulta se pierde porque ya no hay “nuevas veces” de casi nada. En esa conversación les dije a mis padres que me encantaría juntar a cuatro personas que pudieran enfrentarse a esa situación y comentar con ellos para ver cómo lo estaban viviendo, cómo sentían que iba a ser, si el parón les estaba afectando negativamente o si por el contrario estaban encontrando tiempo para crear…Mis padres no pusieron ninguna pega a que sugiriera meter a 4 desconocidos en mi casa, solo me dijeron: haz lentejas.’

Desde entonces, el concepto se ha mantenido a la hora de juntar a 4 personas de sectores distintos para que conversen de manera libre y distendida. ‘La única condición es que sean personas que hagan cosas con pasión. Como dice Julio Béjar en “Cuando las canciones dejen de hablar de nosotros”, nadie es aburrido cuando habla de algo que le apasiona. Y qué mejor que si es de algo que tú desconoces. Muchas veces en la sociedad nos aislamos por burbujas. Nos relacionamos con gente de nuestra misma clase socio cultural, de nuestra misma profesión, con los mismos gustos y forma de vida… Creo que es bueno generar espacios donde mezclarnos, donde aprender del otro, liberarnos de prejuicios, aprender a interpretar la realidad de personas que viven de manera distinta a la nuestra, que piensan distinto.’

Una oda a las lentejas

La elección de servir lentejas en sus encuentros fue realmente una sugerencia de sus padres inspirada, de alguna manera, en otra mujer que revolucionaría otra época convulsa como la transición democrática. Un periodo en el que hubo una mujer peruana llamada Mona Jiménez que hacía lentejas en su casa e invitaba a periodistas y políticos de la época a hablar sobre cómo sería la transición. ‘En su época fueron muy conocidas, por ejemplo fue ahí donde se conocieron Miguel Boyer e Isabel Preysler. Como homenaje a ella, y dado los puntos en común que tenemos, me pareció bonito hacer lentejas.’

Cuando le preguntamos acerca de su receta estrella; de si la aprendió de alguien o la creó ella misma, Cristina responde: ‘Las lentejas fueron el primer plato que me enseñó a cocinar mi abuela. Yo he vivido siempre con ella y con mis padres, desde que nací, y ella era la que solía cocinar. Antes de irme a vivir a Dinamarca me hizo un curso intensivo, y lo primero que me enseñó fueron las lentejas. El punto de partida de la receta son las de mi abuela, pero he ido introduciendo cambios. El pintor y muralista Taquen me dijo que a él le encantaban las lentejas con curry, así que empecé a añadírselo y me gustó. Otra lentejera, no recuerdo ahora mismo quién, me comentó que ella le solía poner calabaza en vez de patata, lo probé y me pareció que encajaba muy bien. El dramaturgo Josete Corral la segunda vez que vino me trajo piparras, y me pareció que le iban estupendamente así que ahora siempre pongo unas en la mesa para quien las quiera echar. Una persona que trabaja para la ONU me pidió vinagre, y desde entonces también lo dejo ahí.’

La chef ha ido así perfeccionando su plato con el paso del tiempo en base a influencias y consejos que ha recibido por parte de expertos, gente a la que quiere y personalidades del mundo del arte. El toque final se lo daría su suegra: un truco para espesarlas que ha incorporado este año. También el escritor Pedro Torrijos, quien le recomendó tener las lentejas muy muy calientes y añadirles una bola de yogurt griego o tzasiki.

Los invitados

¿Pero quiénes son los afortunados que pueden disfrutar de los encuentros? Los elegidos por parte de Cristina, tras largas búsquedas de perfiles online que puedan conectar de alguna manera. ‘Como buena ingeniera, tengo un Excel en mi móvil de título “Lentejeables”. Ahí me apunto a gente que conozco y me parecería interesante que vinieran, a personas que me escriben porque les apetece venir, a recomendaciones de amigos o de otros lentejeros… Después, para cada lenteja hago un trabajo para cuadrar los 4 comensales con la información que tengo y lo que infiero por lo que sé de ellos. Busco que sean de sectores distintos pero que puedan tener puntos en común, que tengan personalidades compatibles para que la conversación fluya, y últimamente intento mezclar también generaciones.’

Sus rituales lentejeros ya los han experimentado más de 150 personas que han pasado por su mesa, los cuales destacan por alguna razón, cada uno en su ámbito. Ya sean periodistas, premios nacionales de dramaturgia, pioneros del ecologismo, políticos autonómicos, municipales y nacionales, premios Goya, directoras de teatro vanguardista, ciberespías, personas en la shortlist de los Óscar, expertos en IA, criminólogas, gente de la ONU, expertos en drogas, activistas digitales, escritores o DJs. Todos ellos están vinculados por haber podido disfrutar de la experiencia única de Crispulentejas.