Al igual que hay quienes ven el vaso medio lleno o medio vacío en diferentes cuestiones de la vida, también hay quien a estas alturas consideran el verano prácticamente finiquitado y los que, por el contrario, no se resisten a exprimirlo hasta el final. Nosotros somos de los segundos, claro. Y aunque nos encantan las playas (¡y sus chiringuitos!), también somos fans incondicionales de las mejores piscinas naturales, ésas en las que sus aguas refrescantes y la naturaleza salvaje forman un maridaje insuperable.
Aquí tienes una selección de las que, para nosotros, son las mejores piscinas naturales de España, nuestras favoritas. Opciones ideales para los que están ‘atrapados’ en las grandes ciudades, para los que han optado por un turismo de interior o para los que, aun estando en la costa, han acabado un poco hartos de tanta arena y salitre. Así que ponte el bañador, prepara unas viandas (que el hambre siempre acecha) y ¡al agua!
Las Presillas de Rascafría (Madrid)
Vaya, vaya… en Madrid no hay playa. Pero lo que sí que hay son algunas de las mejores piscinas naturales del país, como las formadas por las presas del frío río Lozoya, en plena Sierra de Guadarrama. Estas piscinas naturales están totalmente acondicionadas para que incluso el mayor de los domingueros madrileños disfrute como un enano, con extensas explanadas de césped, baños y quioscos. Eso sí, como con casi todo lo que ocurre en la capital, si vas en fin de semana te tocará madrugar para pillar sitio, casi tanto como si estuvieras en Benidorm…
Garganta de los infiernos (Valle del Jerte, Extremadura)
Al Valle del Jerte no sólo hay que acudir en primavera a observar el espléndido espectáculo de los almendros en flor. El verano también es una magnífica época para disfrutar de lo lindo de otro de sus grandes reclamos naturales: la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos. Son más de 7.000 hectáreas, al norte de la provincia de Cáceres, en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, repletas de saltos de agua, cascadas y sus marmitas gigantes, grandes pozas excavadas en la roca por la erosión fluvial, ideales para aliviarse del sofocante calor extremeño.
El charco azul (El Hierro)
La hipnotizante y hermosísima isla de El Hierro no destaca precisamente por las magníficas playas que caracterizan a sus ‘hermanas mayores’. Ni falta que hace. Porque aquí lo que nos enamora son sus ‘charcos’. Y entre todos ellos, no hay ninguno que supere a éste. Formado por las múltiples formas que dejó la lava, aquí se puede disfrutar de placenteros baños en sus aguas turquesas y saladas, mientras las rocas nos protegen del imponente Atlántico, que rompe en ellas, regalándonos su relajante espuma blanca y un sonido envolvente. Pura fantasía.
Las Fuentes del Algar (Alicante)
Cuando en las playas alicantinas no cabe ni un alfiler, una retirada a tiempo siempre es una victoria. Pero no nos referimos a encerrarnos en el apartamento con el ventilador a tope, sino a poner rumbo a Las Fuentes del Algar, a sólo 3 kilómetros del bonito municipio de Callosa d’En Sarrià y a unos 15 kilómetros de la –menos bonita y siempre atestada– localidad de Benidorm. Un entretenido recorrido de 1,5 km que se extiende a lo largo del cauce del río Algar, en el que encontraremos fuentes, cascadas y piscinas naturales a las cuales es difícil resistirse. Damos fe.
Las Chorreras del Cabriel (Cuenca)
Un auténtico monumento natural escondido en Cuenca, concretamente entre los términos municipales de Enguídanos y Víllora. Las Chorreras se encuentran en el cauce del río Cabriel, en un tramo de 2,5 km entre la presa de Víllora y la confluencia con el río Guadazaón. Tras realizar un recorrido ideal para los amantes del senderismo, obtendremos la preciada recompensa de un conjunto de saltos de agua, cascadas, cuevas laterales, pozas y gargantas. Sus aguas de color turquesa son de las que te harán repetir baño.