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Las comidas más icónicas del cine navideño

La Navidad está adornada de glotones: Kevin, el Grinch, Buddy (el elfo más navideño) y…¡el resto de nosotros!

«Los elfos seguimos cuatro grupos principales de alimentos: caramelos, bastones de caramelo, chuches y sirope» dice Buddy (interpretado Will Ferrell), el elfo más navideño de la película Elf (2003). Cuando llega la Navidad, todos podemos sentirnos identificados con esta confesión ya que, además de la decoración y los villancicos, nos ponemos verdes y rojos de todo lo que engullimos en los días más especiales, y para qué mentir, también entremedias.

Aunque se tenga pensado bajar las gulas, las gambas, el cordero y el turrón yendo una o dos veces a patinar sobrehielo, la verdad es que desde el 24 de diciembre hasta el 6 de enero nos convertimos en unos ‘elfos tragones‘. Esta tradición comilona tiene siglos de práctica y qué mejor forma de vernos representados que en las películas navideñas que vemos año tras año arropados en el sofá con unos churros o roscón con chocolate caliente.

A continuación, desde Tapas hemos elegido una selección de las comidas que más abren el apetito navideño, incluso algún que otro cinturón, y que se han convertido en parte de nuestra tradición y de nuestro espíritu más festivo. Da igual que estés en familia, ‘solo en casa’, en Nueva York conociendo a tu padre, destruyendo la decoración de Villaquién o en un tren camino al Polo Norte. La Navidad significa muchas cosas y entre ellas, ¡comida!

Solo en Casa (1990)

Hablando de icónico, el pequeño y travieso Kevin se podría decir que es el único e inigualable de todas las navidades. Además de proteger su casa con su vida (y con todos sus juguetes) de ladrones y de echarse aftershave, el rubísimo Macaulay Culkin es el protagonista de todas las pantallas y referencias navideñas de muchas generaciones, incluyendo su comida. Los mac and cheese de Nochebuena, los kilómetros de pizza que pide su familia y luego él solo (siempre de queso solo) y aquel helado con chocolate, nata y todo lo dulce que encontró en la nevera: «¡Estoy comiendo porquerías y viendo basura! ¡Más vale que vengan a detenerme!».

Todos aquellos con familias numerosas se han sentido identificados alguna vez con el incomprendido Kevin. Sin embargo, a pesar de que pasar las fiestas en familia es a veces un poco estresante, siempre es mejor estar todos juntos y compartir un buen banquete.

Como dice la película que pone de fondo para engañar al repartidor de pizza: «¡Feliz Navidad, sucio animal! ¡Y próspero año nuevo!».

Elf (2003)

«¿El jarabe tiene azúcar? Entonces sí» se podría decir que es el lema de esta receta: espaguetis con chuches, sirope de caramelo, galletas trituradas y chispas de chocolate. Un plato curioso y ‘bajo en azúcar’. Desde luego que Buddy no deja atrás sus costumbres del Polo Norte e introduce en la Gran Manzana esta mezcla trambólica y golosa. Posiblemente no se pruebe en muchos hogares esta Nochebuena, pero si quieres innovar y salir de lo establecido, ¡es perfecta!

Pd: tiene mucho más sentido si la comes con mayas amarillas o gorro navideño.

The Holiday (2006)

No hace falta haber pasado por una ruptura amorosa y escaparte a un pueblecito nevado de Inglaterra para que apetezca una bolsa entera de chocolates y alguna que otra copa de vino. En una de las películas navideñas que más llegan al corazón, el personaje de Cameron Díaz nos enseña que una misma se puede dar ‘un baquete’ y ponerse a cantar por todo lo alto en el salón villancicos o «Mr. Brightside» de The Killers. De esta manera, puede que Jude Law aparezca en tu puerta y sino es él, al menos que sea Papá Noel.

Pesadilla antes de navidad (1993)

La estética halloweenesca del cineasta Tim Burton puede que no sea la más ‘holly’, sin embargo desde que un esqueleto robó la Navidad en el año en 1993, esta película se ha vuelto indispensable en el catálogo navideño. Entre que los monstruos se vuelcan a hacer regalos y que surge una historia de amor de lo menos escalofriante, este musical se ha convertido en todo un villancico navideño. El grotesco imaginario Burton nos brinda una Navidad diferente a todas las demás, en la que no puede faltar la sopa verde (pensamos que podría ser de guisantes) con aliento de sapo, que le prepara Sally al profesor. ¡Con ella dormirás de maravilla!

Polar Express (2004)

Por si alguna Nochebuena te levantas un poco escaso de espíritu navideño, una taza de chocolate caliente, tanto si es para desayunar, merendar o cenar, seguro que te calienta el corazón y te hace volver a conectar con ese niño que siempre quiso haber cogido el tren para poder conocer a Papá Noel y ver con sus propios ojos el Polo Norte. Como dice Tom Hanks en la película, «¡Caliente! ¡Caliente! ¡Oh, lo tenemos! ¡Chocolate caliente!», puedes acompañarlo con churros o porras, roscón (con o sin nata), panetone o unas galletas de jengibre.

El Grinch (2000)

En el menú cinéfilo navideño por supuesto que hay un hueco para los cascarrabias de pelo verde y mal aliento. Porque sabemos que al igual que su comida favorita (la cebolla), su corazón tiene muchas capas y aunque sea difícil llegar hasta él, es tan grande que se les sale del pecho. Con o sin ayuda de una niña de trenzas rubias y nariz respingona, siempre acaban ‘vistiéndose de etiqueta’ y cenando junto a toda la familia, ¡hasta son los que reparten el pavo!