Pocos productos tienen una vinculación tan profunda y especial con Asturias como la sidra, elemento central de su gastronomía. Y es que es difícil hablar de sidra sin asociarla con una buena comida y el disfrute con familia y amigos. Por ello, una muy buena opción es que estas navidades, mientras sueñas con disfrutarla en el paraíso, brindes con el sabor inconfundible de la sidra asturiana, ya que, aparte de ser una delicia para el paladar, también esconde muchos beneficios para tu salud.
Así lo demuestra un estudio del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo (Asturias), que afirma que la sidra actúa casi como un medicamento, ya que al obtenerse de la fermentación del zumo de la manzana, es rica en vitamina C, vitamina B, vitamina E y vitamina K, y aporta potasio, zinc, magnesio, fósforo y sodio. Todas estas propiedades hacen que la sidra asturiana sea beneficiosa ante enfermedades cardiovasculares, la diabetes o el colesterol, además de tener efectos antiinflamatorios. Pero, eso sí, solo si se consume de forma moderada: unos cinco “culines” (algo menos de una botella) al día en los hombres y unos tres en mujeres.
Los beneficios de la prevención
Pero ¿por qué tomar sidra es beneficioso para prevenir las enfermedades cardiovasculares? El estudio ha demostrado que la sidra reduce el nivel de citoquinas, lo que evita que se formen capas de grasa en el interior de los vasos sanguíneos y que estos se acaben rompiendo. Su alto contenido de pectina también colabora en la prevención del infarto de miocardio y la arteriosclerosis. A este poder antiinflamatario, se suma el hecho de que la sidra es buena para reducir la tensión arterial.
Asimismo, las propiedades de la sidra mantienen a raya el colesterol malo (LDL) y aumentan el bueno (HDL), y ayudan a prevenir la diabetes. Además, las enzimas digestivas que poseen las manzanas ayudan a regular el intestino y luchar contra el estreñimiento ocasional. No obstante, su capacidad antioxidante es una de las más beneficiosas, puesto que previene la aparición de tumores y, en concreto, el cáncer. El secreto de esta propiedad tan ventajosa para la salud está en los polifenoles que la manzana aporta a la sidra.
Sello de calidad
Sin duda, estas propiedades tienen mucho que ver con el hecho de que en Asturias la sidra no se toma a la ligera. Y es que su centenario proceso de elaboración está cuidado al detalle, empezando por una exhaustiva selección de las mejores manzanas. Esto ha hecho que la sidra sea una bebida reconocida a nivel mundial e incluso un atractivo turístico para el Principado.
Para cuidar de este valor añadido que tiene la sidra, desde 2002 la DOP garantiza que la manzana que se utiliza para elaborarla sea exclusivamente asturiana, y realiza controles de calidad con el objetivo de ofrecer la mejor sidra asturiana.
No en vano, la cultura sidrera está considerada Bien de Interés Cultural y aspira a ser Patrimonio de la Humanidad. El escanciado, que seguro que alguna vez has intentado poner en práctica con mayor o menor éxito, es todo un arte que diferencia el consumo de la sidra en Asturias del resto del mundo y que los escanciadores practican desde niños.
De lo que no hay duda es de que la sidra es un producto asturiano de máxima calidad, que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempo, creando diferentes tipos que satisfagan a los paladares más sibaritas. Actualmente existen muchos tipos de sidra en el mercado. No solo puedes encontrar sidra asturiana natural, que se consume en sidrerías y se escancia, si no que también puedes disfrutar de la sidra natural espumosa, que se elabora de la misma forma pero con la diferencia de que durante el proceso realiza una segunda fermentación. A estas se suma la sidra natural filtrada, también llamada “de mesa” o “de nueva expresión”, que, aunque elaborada de la misma forma que la tradicional, al no tener “madre” (poso) y presentarse en botella similar a la del vino puede servirse en cualquier tipo de restaurante. Y no hay que olvidarse de la sidra de hielo, cada vez más pujante, que se puede elaborar bien congelando la manzana o bien sometiendo al mismo proceso el mosto.
Una experiencia única
Para probar cualquiera de los diferentes tipos de sidra asturiana es posible adentrarse en un llagar, donde se elabora la sidra, o en las pomaradas, las fincas en las que crecen las plantaciones de manzanos.
Las visitas a las pomaradas son uno de los múltiples atractivos turísticos que esconde el “paraíso natural” asturiano y otro aliciente para adentrarnos en la espectacular Comarca de la Sidra. Los mejores momentos para hacerlo tienen lugar en mayo, cuando todos los manzanos están en flor y verlos es todo un regalo para la vista, o entre octubre y noviembre, cuando se produce la recolección de la manzana y podemos contemplar de primera mano el proceso artesanal para elaborar la sidra. Una vez finalizado solo tendrás que esperar cerca de seis meses para probar el resultado: una deliciosa sidra asturiana que puedes tomar en una sidrería o maridar con cualquiera de los espectaculares y abundantes platos típicos de la gastronomía de Asturias. ¿Necesitas más motivos para disfrutar del placer saludable de la sidra?