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La sinergia entre la moda y la gastronomía continúa generando un bufet infinito de artículos eternos: desde bolsos en forma de snacks, tal y como ilustró Balenciaga transformando una vez más la ‘basura’ en lujo, hasta versiones actualizadas para esta temporada inspiradas en la comida.
Las firmas están saciando así el hambre de la comunidad que las orbita, alimentándose ahora más que nunca de referencias culinarias para lanzar sus propias versiones dedicadas a un consumo exclusivo, y no de masas.
Accesorios comestibles
La proliferación latente de los bolsos gastronómicos en la pasarela de la Semana de la Moda de París supuso un festín de ostentación, creatividad y estilo. En primera instancia, la baguette parisina, como fuente de inspiración incesante, se exploraría por parte de Moschino y UNDERCOVER, que hornearon su propio diseño del alimento en clave high-end.
Así, mientras Moschino fabricó clutches con forma de pan, los modelos de UNDERCOVER recorrieron el estrado luciendo bolsos translúcidos de baguettes.
El surrealismo de JW Anderson y su majestuosa reinterpretación del trampantojo y los objetos cotidianos volvió a materializarse en el bolso de LOEWE en forma de espárragos. El director creativo de la firma esculpiría unas deliciosas verduras para exhibirlas sobre la pasarela como una obra de coleccionista sobre la pasarela.
En el mismo marco para la temporada FW24, la marca Bottega Veneta también se sumergió en las profundidades del fenómeno para presentar su propio accesorio comestible: un pequeño pez de piel confeccionado con su característico estampado intrecciato, que navegaría junto a abrigos de piel de felpa y camisas de lana.
De manera paralela a la Semana de la Moda de París, bajo el foco del diseño independiente, el israelí Tal Maslavi presentó un ingenioso ‘cake bag’ de inspiración pastelera. Un bolso de 1.000 dólares estimulado creativamente por sus propios zapatos de tarta que invitaban a la degustación visual.