En 1892, Carlos Bornay fundó en Alicante una empresa heladera, la primera de España, que pronto decidió trasladar a Cádiz, ya que era allí donde veraneaban aristócratas de bolsillo boyante y hambre de helados. Fue uno de sus hijos quien apostó después por la venta ambulante de sombrilla en sombrilla, adelantándose así unos cuantos años a la fiebre de los food trucks. Poco a poco la empresa fue creciendo hasta alcanzar la magnitud de la actualidad, con una red de exportación que llega a países como EE UU, Reino Unido y Portugal. Y vale, elaborar postres fríos puede que no sea tarea complicada, pero seguro que alguna vez has pensado quién sería el listo que convirtió una naranja, un limón o un coco en un helado con cáscara. Pues sí, fue esta fábrica la pionera en el desarrollo del que posiblemente sea uno de los grandes iconos del verano español. Con la lima, el melón y el mango incorporados ya a su catálogo, nos recuerdan que, más allá de la nostalgia a lo Verano Azul, siguen fieles a sus recetas originales y se elaboran con el método artesanal solo con fruta fresca de temporada.