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La casca de los Reyes se presenta como el roscón alternativo de Reyes, encumbrado en la cocina valenciana y mallorquina. Sin embargo, poco o nada tiene que ver con el clásico roscón que todos conocemos.
Y es que, esta creación mágica con base de mazapán, que se consume asimismo el Día de Reyes, está elaborada con batata o almendra molida, azúcar, huevos y se puede rellenar de yema confitada, boniato o calabaza.
Asimismo, puede ir acompañada de canela, ralladura de naranja o de limón o merengue, y adquiere una forma de rosca, dragón o de serpiente. Eso sí, siempre de manera circular.
La evolución de la tradición
Este dulce tradicional nació durante la época medieval, concretamente del primer recetario de cocina impreso en valencia en el año 1520, el Llibre de Coch, donde se encuentra registrada la receta original. En su caso, la elaboración medieval contaba con avellanas, almendras fritas y algún piñón elaborado por unas casqueteres que vendían el dulce en Valencia.
Con el paso de los años, la casca ha ido evolucionando y reinterpretándose para que los padrinos, abuelos o tíos los regalasen a sus ahijados, como un modo de celebrar un día destacado como la Primera Comunión o Pascuas. Aunque, al fin y al cabo, la casca es y siempre será conocida por regalarse la noche de Navidad o el día de Reyes.