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En base a un imaginario de ideas con las que alimentar la libertad y un movimiento colectivo de lucha racial conformado por los chefs Jon Gray, Pierre Serrao y Lester Walker, este gueto gastronómico ha reinventado la escena cultural mediante el nexo entre la comida, la moda, el activismo político y el compromiso comunitario.
La fundación de Ghetto Gastro como acto político en clave gastro tuvo sus raíces en el Bronx en 2012. El trío empezó a cocinar entonces su identidad y a expandir su comunidad a través de la organización de cenas clandestinas en sus apartamentos. Clubes de cena en forma de activismo que poco a poco fueron extendiéndose fusionando la comida creada por chefs con la cultura hip hop y actuaciones de los mejores DJs de Nueva York.
Desde entonces, el colectivo neoyorquino ha empoderado a las comunidades negras a través de un movimiento cultural de creaciones culinarias con distintos trasfondos y significados, como una tarta de manzana deconstruida que aborda el tema Black Lives Matter -titulada ‘Black Bodies’- así como otras expresiones creativas o estéticas traducidas en prendas de ropa. En este sentido, se encuentran totalmente sumergidos en el sistema de la moda por sus constantes colaboraciones y/o acciones como el diseño de caterings para firmas como Rick Owens y la musa Michèle Lamy.
Más allá de la moda, el colectivo ha organizado eventos para infinidad de marcas de todo el mundo, desde Cartier a Nike, Timberland y Apple, e incluso creado menús inspirados directamente en obras como la de Basquiat y/o de otros artistas contemporáneos. Eso sí, siempre y cuando estén sincronizados con los valores de este movimiento artístico diseñado para inspirar a otros y elevar grupos históricamente subestimados.
‘BLACK POWER KITCHEN’
La comida se convierte entonces en un arma para este colectivo que pretende mejorar la herencia cultural que hay detrás de algunos de los platos más apreciados de la diáspora negra. Una religión gastronómica que han inmortalizado incluso en su propio libro de cocina titulado ‘Black Power Kitchen’, que sirve tanto de manual de cocina como de manifiesto de su misión y de sus narrativas: considerar la alimentación como una forma de supervivencia y una fuente de lujo al mismo tiempo.
En el libro podemos encontrar asimismo recetas como la del takoyaki de pescado salado intercaladas con poemas, pinturas y entrevistas -como al rapero A$AP Ferg-, ensayos sobre la exclusión social y las tensiones entre los restaurantes chinos estadounidenses y sus clientes negros, así como retratos de los heladeros callejeros y los trabajadores de los mostradores de los restaurantes que forman la base de la economía alimentaria del Bronx.
LA COMIDA COMO ACTO POLÍTICO
Durante esta década de existencia, en la que se iniciaron de manera clandestina y abstracta, se han ido dando a conocer a nivel global, sobre todo desde su incursión en el mundo de la moda y el arte, y la planificación de eventos y caterings. Acciones creativas con las que han conseguido crecer en esferas más amplias, e incluso crear utensilios de cocina como freidoras de aire o una línea de CruxGG con productos como gofreras, mezclas de sirope y gofres.
En el expositor en el que Ghetto ilustra la comida como una herramienta con la que contar historias y tradiciones culinarias de la black community, podemos encontrar productos destacados como el sirope de arce picante para tortitas que narra la lucha por la justicia racial. Pues, según apunta el colectivo, los abolicionistas recurrieron al arce como edulcorante para boicotear las plantaciones de azúcar que esclavizaban a tanta gente. Aprendieron a extraer el arce de las comunidades indígenas que llevaban siglos haciéndolo. ‘El arce representa la lucha contra la esclavitud’.
La profundidad que adquiere aquí la comida también se representa en otras mezclas para tortitas y gofres, así como pastas para tostar o versiones más sanas de Pop Tarts con sabores como arce, manzana, canela y chocolate con frambuesa.
La expansión de Ghetto Gastro continúa ahora influenciando la gastronomía universal de la mano de su poderosa narrativa: alimentar el mundo en base a la colisión cultural y la amplificación del arte, la creatividad y la brillantez de la cultura alimentaria del Sur Global.