Pocos se negaran al placer de probar un buen jamón. El placer casi icónico de este producto nos acompaña desde bien pequeños acompañándonos durante los mejores reencuentros familiares y muchas de las celebraciones que tenemos a lo largo de nuestra vida. Un sabor emblema de nuestro país del que nos encanta presumir cuando salimos más allá de nuestras fronteras y que disfrutamos a menudo aunque siempre querremos más.
Por ello, buscamos la excelencia del sabor y confiamos en las casa jamoneras que enlazan saber hacer con el valor de años de experiencias. Sin duda, Blázquez es uno de los apellidos más ligados al jamón de nuestro país y desde 1932, cuando fundaron su empresa, siguen cuidando el producto con indicación geográfica protegida donde su procedimiento y calidad se ha mantenido generación tras generación.
Y es el paso de estas ocho décadas, lo que han motivado que estos expertos jamoneros hayan querido hacer un homenaje al abuelo de la actual generación Blázquez, como solo ellos podrían hacerlo: el jamón Jacinto Blázquez. Este producto proviene de cerdos ibéricos criados en sus propias dehesas que son alimentados únicamente con bellotas. Más tarde, las piezas son curadas en el secadero tradicional de Crespos (Ávila), donde Jamones Blázquez comenzó su actividad.
El trabajo en el secadero es fundamental y se elabora de forma artesanal. Desde los controles de humedad, a los de temperatura, el trabajo humano es clave en este proceso ya que, para alcanzar un secado homogéneo en todos los jamones, se tienen que cambiar de posición durante los cuatro años aproximados que pasan las piezas en el secadero. Así, el factor humano, la sensibilidad y la exigencia a la hora de lograr la máxima calidad, son los pilares en los que se sustenta el criterio Blázquez.
Para presentar este nuevo Jacinto Blázquez, la familia estuvo acompañada por los chefs Víctor Martín, del Restaurante Trigo (Valladolid); Víctor Gutiérrez, del Restaurante Víctor Gutiérrez (Salamanca); Pedro Mario Pérez, de El Ermitaño (Benavente, Zamora); Juanjo Losada y Yolanda Rojo, de Restaurante Pablo (León); Miguel Ángel de la Cruz, de La Botica (Matapozuelos, Valladolid) y Rubén Arnanz, así como con periodistas de todo el país, y dónde pudieron aprender cómo se elaboran estos jamones y a diferenciar estos de otros jamones: así es importante saber que la pata o codillo debe ser alargada y fina, la carne de la pieza debe ser compacta (con una capa de grasa fina de unos 2 cm) y suave en su anverso, mientras que en reverso no debe presentar demasiados canales.
Sin duda, un jamón que merece ser degustado cuanto antes y que, tanto el jamón Jacinto Blázquez como el resto de las marcas de la empresa de jamones están disponibles en tiendas gourmet y restaurantes de alta cocina de todo el mundo, como en Europa, América, Oriente Medio y Asia.