Recuerdo estar bicheando en Instagram y dar con lo que, a simple vista, parecía una foto de un plato manchado de comida, en una mesa caótica de esas que revelan un gran festín. Le di al zoom en mi móvil y me di cuenta de que había trazos en ella, brochazos. Me costaba creer que fuera una pintura, parecía una foto costumbrista. Me quedé tan impactada por el realismo del plato que me apetecía rebañarlo con un poco de pan. Inmediatamente me puse a investigar sobre el tal Ignasi que subía la foto. La obra en cuestión era una de las piezas de
su serie Plats Bruts (platos sucios) con la que se acababa de estrenar en la Fresh Gallery. Le di a seguir ipso facto y desde entonces, hace ya tres años, soy fan acérrima de este creador multidisciplinar que toca todos los palos artísticos con maestría, originalidad arrolladora y sin despeinarse.
Ignasi Monreal (Barcelona, 1990) tiene ese aire de época, con su bigote pintón y unos ojos muy despiertos que parecen tener una inquietud ilimitada. Su perfil de Instagram acumula cientos de miles de seguidores que celebran sus creaciones para grandes artistas y firmas internacionales, pero su biografía reza claramente: I PAINT.
Se dio a conocer retratando el placer de sentarse a la mesa y lo convirtió en
arte, como todo lo que toca este catalán enamorado de Roma y su Grande Belleza donde las escenas cotidianas parecen sacadas de una película de Paolo Sorrentino. Allí se mudó porque tenía la necesidad de formarse donde lo habían hecho sus ídolos: Velázquez y Caravaggio. Ahí es nada.
“Sentarse en la mesa y darse un buen homenaje le da sentido a la vida, igual que se lo da a la pintura”
Ignasi viene del arte digital pero su imaginario está hecho de los grandes pintores clásicos. Confiesa que tardó varios años en darse cuenta de que podía hacer del arte su profesión y comenzó pintando lo que se comía porque para él “sentarse a la mesa y darse un buen homenaje le da sentido a la vida, igual que se lo da la pintura, por eso decidí aunar mis dos grandes pasiones de la manera más orgánica que se me ocurrió. La serie Plats Bruts surgió como algo improvisado, jugando con la pintura al óleo después de una década pintando casi exclusivamente en formato digital. Desde el punto de vista académico,
la mejor manera de aprender es pintando bodegones y eso hice; en Roma la comida era el centro de mi vida social”.
“Yo soy pintor, todo lo demás lo hago por probar, a ver que sale, porque me lo paso bien experimentando»
Pero Monreal no sólo come y pinta, también dirige videoclips de divas internacionales del pop (Aunque es de noche de Rosalía o Two Weeks de FKA Twigs), diseña su propia colección de gafas de la mano de Etnia Barcelona, es el artífice de campañas de firmas como Gucci, Dior o Louis Vuitton y, más recientemente, le hemos podido ver a cargo de la escenografía del ballet del Lago de los Cisnes en la Ópera de Roma. Sin embargo, cuando le pregunto qué es aquello en lo que más le gustaría enfocarse (si es que hay algo) no hay atisbo de duda: “Yo soy pintor, todo lo demás lo hago por probar, a ver qué sale, porque me lo paso bien experimentando”. Pensarás, querido lector, que tú también te lo pasas bien en clases de cerámica y no te sale un mural erótico en azulejos que decoran el nuevo place to be de la capital, Club Malasaña. Pues a Ignasi, sí.
Los límites parecen no existir para este portento que se reconoce un culo inquieto desde siempre, al que su tutor en la universidad le hizo una recomendación que ha seguido al dedillo: “El que te sientas cómodo creativamente significa que ha llegado el momento de cambiar. Así que después de tres años parecía un buen momento para probar algo nuevo. No quería volver a casa aún, pero sí estar más cerca, por eso me mudé a Lisboa, donde resido actualmente”.
“El que te sientas cómodo creativamente significa que ha llegado el momento de cambiar»
Más de una década fuera de España le ha hecho llegar a la conclusión de que, cuando vuelva, será para quedarse. Mientras tanto, le pregunto qué le queda por hacer, cuál es su colaboración soñada. “Ahora que he hecho un ballet, me encantaría hacer una ópera, me fascinó trabajar en equipo y ver cómo
mi trabajo cobraba vida con una orquesta en directo. Aunque mi sueño siempre ha sido hacer un videojuego”. La creatividad y las posibilidades parecen no agotarse, sin embargo no quita el foco de la brocha: “Ahora mismo estoy trabajando en un libro y un par de campañas publicitarias, pero lo más excitante para mí es retomar mis Plats Bruts. Quiero hacer una nueva exposición, con diferentes formatos y ampliar la serie. Quiero hacer un Grand Boufet”.
Y nosotros esperamos verlo y ponernos finos con tu arte. Bon appetit, maestro.