Toma Nota

Hola, Steak ‘n Shake, por aquí teníamos ganas de conocerte

No queda más de una semana para enfrentarse al duelo de pasar por la madrileña Plaza de Canalejas y tener que decir ‘no’ a ese olor que vendrá directo de Steak ‘n Shake.

Va a ser difícil y, como sabremos que caeremos ante las hamburguesas de siete pisos y los menús por menos de cinco euros de esta hamburguesería estadounidense preferimos saber qué es lo que va a pasar tras abrir su puerta. Porque ganas, tenemos (y muchas).

La zona se reinventa. El Four Seasons llega y, con él, una remodelación total de esta céntrica y preciosa plaza. Precedida por lugares de toda la vida en los que se venden Violetas y cafés con leche a la madrileña apuestan por la zona empresas como Pescaderías Coruñesas o hamburgueserías Bacoa (Cataluña). Se rumorea que una nueva tienda de Prada se puede instalar en tan pintoresca playa y, con todos estos importantes predecesores y futuros vecinos ‘Steak ’n Shake’ no ha querido perderse la oportunidad.

Fundada en 1934, con casi medio millar de restaurantes (uno de ellos en Ibiza) y el orgullo de ser la hamburguesa por antonomasia hecha a partir de filete Steak ‘n Shake está guardada en los corazones norteamericanos por ser una de esos fast-food a los que todavía mola ir. Empezaron en una gasolinera vendiendo pollo frito (cosa que, todavía, se les da bastante bien) a modo de all-you-can-eat por 0,45 centavos (a los que podías añadir cerveza por 0,9 centavos más). Por lo que no es de extrañar la gran popularidad de sus menús por cuatro dólares.

Con una regla de cinco minutos para ser rápidos, algunas nuevas aperturas (hasta en puertos donde podías comprar hamburguesas desde el barco) y un cambio de rumbo hacia la carne de calidad los Gus y Edith Belt, propietarios originales de Steak ‘n Shake, tuvieron que idear nuevas y locas ideas para enfrentarse a la Ley Seca: el producto más consumido en su restaurante era la cerveza. Casi 100 años después ya pueden presumir de ser el onceavo mejor fast-food (en calidad de franquicias) de la revista Forbes, de haber recibido propinas de hasta 446 dólares por una comida de 5,97 y de poder presumir de frases célebres como la del crítico cinematográfico Robert Ebert: “Si estuviera en el corredor de la muerte mi última comida sería de Steak ‘n Shake. Si el Papa estuviera aquí para preguntarme dónde puede tomar un buen plato de pasta en América yo le conestaría: “Con todos mis respetos, has probado la Chili Mac o el Chili 3-Ways de Steak ‘n Shake”.

Y ese batido gigante…