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Dicen que sigue siendo la mayor fiesta del siglo XX. En cualquier caso, desde luego sí que es la mayor jamás acontecida en Ibiza, y así lo siguen celebrando muchos cada año. El 5 de septiembre de 1987, el líder de Queen, Freddie Mercury, ya era consciente de que sufría una enfermedad mortal, y eso le animó a celebrar su 41 cumpleaños como nunca se había visto.
El cantante había convertido el Hotel Pikes en su particular refugio ibicenco, así que habló con el carismático dueño del establecimiento, Tony Pikes, para plantearle su idea. Dado el gusto del hostelero por las excentricidades, estaba claro que la propuesta de “la fiesta del siglo” iba a prosperar.
La lista de invitados superó el medio millar, entre los que tuvieron cabida desde rutilantes estrellas y exclusivos miembros de la jet set hasta los amigos callejeros de Mercury llegados desde Londres. Tal reunión no podía sino generar una cascada similar de excesos y cifras espectaculares: 350 botellas de Moët Chandon, cientos de globos de helio gigantes, 230 vasos rotos (que le fueron facturados al “cumpleañero”), además de una tarta gigantesca con la forma de La Sagrada Familia. Los fuegos artificiales fueron tan atronadores que, narran las crónicas, se escucharon a más de cien kilómetros de distancia.
35 años después, el Pike, lugar legendario en el que podías cruzarte con Mick Jagger, George Michael o Julio Iglesias, entre otros, celebra cada 5 de septiembre el Freddie rocks, una fiesta multitudinaria con música, baile y un gran festín en homenaje al cantante tanzano. Mercury fallecería tan solo cuatro años después por una bronconeumonía provocada por el VIH. Eso sí, se marchó llevándose consigo la mayor juerga de la historia.
Ilustración: n.ZO Estudio