Desde la publicación del Manifiesto de André Breton en 1924, el surrealismo se convirtió rápidamente en una de las más influentes corrientes artísticas del siglo XX. Parte de su éxito radicó en que sus miembros provenían de diversos orígenes y disciplinas, entre ellas la escritura, el cine y las bellas artes.
Creadores e intelectuales para quienes los objetos cotidianos fueron una gran fuente de inspiración y que fueron alterados, ironizados o fusionados en obras nuevas, con formas extrañas y simbiosis imposibles arrojando algunas de las creaciones esenciales del arte contemporáneo.
Casi 300 obras
La cotidianeidad, cómo no, también pasó por la cocina, como las piezas de Dalí, los platos de Fornasetti o la lámpara de platos rotos que ilustra esta página, Porca Miseria! (1994), del artista alemán Ingo Maurer.
Hasta el 27 de septiembre, en Barcelona, casi 300 obras de arte y objetos conforman la exposición Objetos de deseo. Surrealismo y diseño, 1924-2020, organizada por Caixaforum, en colaboración con el Vitra Design Museum.
En ella repasa uno de los movimientos más emblemáticos del siglo XX y plantea de forma exhaustiva el diálogo entre el surrealismo y el diseño durante estos casi cien años.
Para ver información actualizada de la muestra, entra en caixaforum.es.