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Los artistas suelen pedir a los locales una serie de requisitos a la hora de actuar, tanto para adecuar a sus gustos el camerino como el show. Entre ellos, la iluminación y el sonido, pero también una serie de preferencias personales de la estrella y de su equipo. En este sentido, se sabe que Frank Sinatra demandó algunas en concreto como un camerino independiente con ducha, un médico de guardia o un piano vertical. Aunque quizás con lo que fue siempre más exigente fue con la comida y la bebida.

La leyenda del jazz pidió en alguna ocasión un bar con muchos refrescos, frutas, queso, sándwiches y aperitivos de marisco. Según el equipo de Sinatra, las pastillas para la tos Luden’s, las bolsitas de té Lipton, el agua de manantial Evian y la sopa de pollo y arroz Campbell’s no podían faltar en el banquete del artista; pero, sobre todo, hubo un dulce en especial que tenía que constar en los caterings sí o sí: bolsas de Tootsie Rolls en miniatura. Frank tuvo especial debilidad por estos pequeños caramelos de chocolate masticables para los que incluso protagonizó un anuncio en 1942.

Los tootsie rolls son las chocolatinas masticables más vendidas de EEUU, que cuentan con un sabor a cacao con un toque de fruta. Fabricados por primera vez en 1896 por el inmigrante austriaco Leo Hirshfield, estos caramelos masticables que evocan la textura de un chicle producen 64 millones al día, y siempre estarán relacionados con Frank Sinatra.