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El café Take-Noko ya es reconocido a nivel mundial por su carta a base de insectos, incluyendo platos con grillos, sodas con cucarachas o tofu con larvas. Ahora, introduce una nueva creación, cuanto menos, experimental y exótica.
Y es que, la inclusión de delicias tradicionales como gusanos de seda o grillos en las cartas de los restaurantes está proliferando cada vez más en Japón. Sobre todo, después de que la ONU declarara los insectos una fuente sostenible de proteínas con la que alimentar una población mundial que no para de crecer; presentando asimismo una alternativa a la ganadería y su repercusión negativa en el cambio climático.
Todo ello ha aumentado el interés por la nutrición económica y de alta calidad que proporcionan los insectos. Una práctica que se ha extendido así a Take-Noko, cuyo gerente, Michiko Miura, relata a CNN la trascendencia de esta tendencia durante la escasez de alimentos durante y después de la II Guerra Mundial; tiempos en los que los saltamontes, los gusanos de seda y las avispas se comían tradicionalmente en regiones sin salida al mar donde escaseaba la carne y el pescado.
Este restaurante es tan sólo uno de los muchos locales o consumidores que están explorando el mundo de la entomofagia, o consumo de insectos, a medida que los bichos se convierten poco a poco en esa fuente de alimento más viable.
El apogeo de la cocina de insectos, de la que Japón cuenta con una rica historia culinaria, ha llevado así a esta cafetería a seguir introduciendo en su menú elaboraciones líquidas como la sidra Tagame, una bebida carbonatada elaborada con extracto de bichos de agua, adornada con una versión seca del insecto.